El nuevo Opel Astra cuenta con un diseño un poco más deportivo, aunque no se ha optado por una estética rupturista respecto a la versión anterior. | Miquel Àngel Llabrés

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El nuevo Opel Astra supone una gran salida hacia adelante gracias a los cambios que se han efectuado en su diseño exterior, peso, redistribución interior y tecnología. Ahora que están a punto de cumplirse veinticinco años des de su primera versión, en 1991, la marca ha querido dar un golpe encima de la mesa con esta quinta generación que no tiene nada que envidiar a sus competidores del segmento C.

Estéticamente quizá es donde menos ha variado respecto a la versión anterior, aunque sí que se han producido cambios de diseño significativos, sobre todo en la parte posterior del vehículo. La parte delantera cuenta con unos faros que tienen un parecido razonable con los anteriores, aunque tecnológicamente es donde la marca alemana ha echado el resto con unos faros tipo led que iluminan perfectamente de noche, con diferentes variantes de iluminación, una cosa en la que la marca alemana es una experta. La parte posterior es la que ha cambiado de forma más importante gracias a unos faros mucho más modernos, de dimensiones más reducidas, aunque más rasgados y con iluminación led, cosa que no tenían los anteriores.

PROPULSORES
En cuanto a motores, la marca germana sigue la estela del resto de fabricantes europeos, que producen motores cada vez de menor cilindrada y peso, pero con mejores prestaciones y consumos. En este caso, el modelo que hemos probado contaba con el propulsor 1.6 CDTI de 136 CV de potencia. Este modelo, ya de entrada nos ha sorprendido gratamente por su finura y por ser de lo más silencioso, tanto en ralentí como en orden de marcha.

El motor tiene buenos bajos, aunque donde más se nota la potencia es entre las 3.000 y las 4.200 vueltas, que se muestra muy activo, lo que le da un “punch” más deportivo que les faltaba a las versiones de 2 litros anteriores, donde la aceleración era más lineal, pero parecía como si forzases más el motor.

Esta reducción de cilindrada también redunda en favor del consumo, que ahora es bastante más contenido. Los 4 litros que anuncia la marca de media en nuestro caso han subido hasta los 5, que sigue siendo una muy buena cifra porque la hemos conseguido sin tener muy en cuenta el tipo de conducción para conseguir un consumo bajo.

El comportamiento en carretera ha mejorado bastante al mostrarse mucho más ágil que el anterior por el hecho de pesar menos que la versión precedente. Quizá se ha reducido el aplomo que tiene en la curva, pero la trazada es mucho más fácil, sin que tienda a subivirar ni a sobrevirar con facilidad. El interior es otro de los aspectos que la marca alemana ha modificado para mejor.

Desde siempre se había criticado mucho el hecho de que tuviera una gran cantidad de botones en la consola central, una cosa que se ha solucionado en esta última versión, donde sólo se encuentra la pantalla central (táctil en esta ocasión) y los mandos de la climatización.

Los comandos de la radio y de otros aspectos básicos del vehículo se manejan desde la pantalla táctil y son bastante intuitivos. El interior ha mejorado también las calidades de los acabados, aunque hay que comentar que el anterior modelo ya contaba con unos materiales alejados de los plásticos duros, que provocan ruidos molestos.