Este vehículo japonés destaca por el gran aplomo que muestra en carretera y por el interior amplio y cómodo para sus ocupantes | Miquel Àngel Llabrés

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El SX4 S-Cross es un modelo que comenzó a comercializarse en 2014, pero no se trata de una evolución del SX4. Se puede adquirir con dos ruedas motrices, como es el caso del que hemos probado, o con las cuatro. El S-Cross es un vehículo más alto (mide 1,58 metros de altura) que un turismo familiar y un poco más bajo que un todoterreno. Tiene algunos elementos decorativos que lo acercan al aspecto de un todoterreno, pero es un modelo enfocado al asfalto.
Estéticamente, se trata de un automóvil bastante discreto, con una parte delantera que destaca por tener unos faros más o menos rectangulares con los intermitentes en la parte interior y no exterior, que es lo habitual.

Los bajos de la parte delantera del vehículo llevan los faros antiniebla, pero lo más curioso es que el faldón es negro y se hace presente en toda la silueta del vehículo, lo cual es muy práctico, sobre todo en la parte de atrás a la hora de aparcar porque casi todo el parachoques posterior es oscuro y no pintado, lo que permite que no se noten los pequeños golpes o roces. Los faros posteriores tienen cierta semblanza a los del Nissan Qashqai.

MOTOR
En cuanto al propulsor de 1.586 cc de gasolina que hemos probado, se trata de un motor con unas prestaciones discretas, que quizá son las que necesita un vehículo de estas características. La verdad es que este motor se maneja mejor en revoluciones altas, ya que es donde se muestra más enérgico en la aceleración. A partir de las 3.800 vueltas hay un cambio importante de comportamiento. El cambio de cinco relaciones, al ser marchas muy largas, penaliza un poco las prestaciones. Quizá con un cambio de seis relaciones más cortas la cosa mejoraría un poco.

La recuperación del vehículo también va en consonancia con la aceleración, es decir, que el vehículo cumple en ese aspecto, sin que se necesite más.

El consumo del vehículo nos ha sorprendido gratamente, ya que llevando una conducción mixta sin ir excesivamente alerta, hemos conseguido una cifra de 6,2 litros, que no distan demasiado de los 4’8 que anuncia la marca.

El comportamiento en carretera es muy bueno gracias al aplomo que muestra el Suzuki en cualquier circunstancia. La suspensión elegida por la marca se muestra muy eficiente sin que el vehículo tienda a subvirar en ningún momento, cosa que sí ocurre en otros vehículos de estas características.

Para ponerle un ‘pero’, cabe decir que la dirección es demasiado sensible, con lo que hay que acostumbrarse, ya que por poco que se gire el volante se nota bastante.

INTERIOR
El interior del modelo es muy equilibrado en todos los aspectos. El habitáculo tiene un diseño sencillo y está recubierto de materiales duros con buen tacto. No se oyen ruidos molestos y la disposición de los elementos es la adecuada. Quizá la pantalla central con el navegador tendría que estar más arriba para evitar los despistes mientras se conduce.

En cuanto a habitabilidad, los 4’3 metros del vehículo están muy bien aprovechados con suficiente amplitud para los pasajeros anteriores (el conductor tiene suficiente espacio para las piernas) y para los que van sentados detrás. Además el espacio de carga, de 430 litros, es muy aprovechable gracias a las líneas regulares del maletero.