Gabriel Nicolau, junto a su Ford T de 1922, uno de los primeros autocares que llegaron a Mallorca. | Juan Miguel Giménez

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Gabriel Nicolau es un empresario del transporte jubilado que ahora puede disfrutar de su pasión: los coches clásicos. Nos comenta que ahora que no trabaja puede dedicarle más tiempo a su gran pasión desde hace más de cuarenta años. A lo largo de la semana se cuida de que sus coches estén en perfectas condiciones para aprovechar los fines de semana saliendo con otros amigos que comparten la misma pasión.

Aquí nos presenta uno de los vehículos más singulares que hay en la Isla; asegura que cree que es el único de su clase, al menos que pueda circular por carretera. Se trata nada más y nada menos que del famoso Ford T de 1922 convertido en autocar de la época con capacidad para diez personas y que fue comprado por la empresa de su familia para realizar el trayecto entre Palma y Porreres.

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Posteriormente fue vendido y hace unos años lo rescató de un chatarrero para proceder a su restauración, ya que consideró que era una buena idea poder recuperar un vehículo que perteneció a la empresa familiar durante años. La restauración fue larga, aunque afortunadamente no hubo problemas de piezas, ya que aún se pueden encontrar con facilidad en Estados Unidos.

El vehículo está en estado impecable y funciona a la perfección, quizás el único problema que tiene es su velocidad punta, pues apenas alcanza los 45 kilómetros por hora, por lo que salir con él a la carretera es como dar un agradable paseo disfrutando, eso sí, de la comodidad que ofrece su interior. Una curiosidad es que las marchas las tiene en el pie con tres pedales y el acelerador es manual.