La estética del nuevo producto de la marca es totalmente rupturista respecto a las versiones anteriores, lo cual le hacía falta para volver a situarse en el mercado.

TW
0

La primera versión del Jeep Cherokee se puso a la venta allá por el año 74, hasta el punto que supuso la marca de referencia en los vehículos todoterrenos, aunque quizá este éxito fue debido a los antecedentes del Wrangler, llamado Willys, que fue usado por el ejército americano en la Segunda Guerra Mundial

Ésta es la quinta generación del modelo, que ha sido desarrollada conjuntamente por Chrysler y Fiat y que cuenta con una estética que se desmarca claramente de las versiones anteriores del modelo, que lo actualiza hasta tal punto que no se parece en prácticamente nada a la versión precedente.

La parte delantera se caracteriza por dar un protagonismo total a la parrilla delantera de grandes dimensiones (con el dibujo clásico de la marca), flanqueada a los lados por unos faros de pequeñas dimensiones muy rasgados, al más puro estilo del C4 Picasso. Además, hay otro faro un poco más abajo, además de los faros antiniebla en la parte más inferior. Todos ellos forman un continuo con el resto de la estética.

La parte posterior no es tan innovadora, aunque sí muy moderma e igualmente atractiva. Ésta se caracteriza por tener unos faros de dimensiones también reducidas, en los que destaca su iluminación mediante bombillas LEDs. Otras dos cosas destacables de la estética trasera del coche son el alerón posterior y las llantas de diseño atractivo.

En cuanto a la motorización, el modelo que hemos probado contaba con el propulsor 2.0 L Turbodiésel de 170 CV, que sólo se comercializa con el cambio automático de 9 velocidades. Hay que decir que el vehículo lleva el nuevo sistema de control de la tracción Selec-Terrain, que permite elegir entre una configuración «on- u off -road» para ayudar a circular con éxito por firmes de condiciones especiales. Ofrece hasta cuatro configuraciones personalizadas: Auto (Automática), Snow (Nieve), Sport (Deportiva) y Sand/Mud (Arena/Barro).

Hay que decir que si se va por carretera las más usadas son la Auto y la Sport. En la primera el vehículo tiende a acelerar de forma pausada, sin brusquedades, lo que repercute positivamente en el consumo. Si optamos por la conducción con el modo Sport, la cosa cambia. El vehículo tiende a cambiar de velocidad cuando está más revolucionado, con lo que cambia bastante la conducción, y por tanto también el consumo, que es bastante mayor.
Y hablando del gasto de combustible, las cifras ofrecidas por la marca se aproximan bastante a las que hemos conseguido nosotros con una conducción mixta, aunque más por carretera. Así, los 5’8 litros que anuncia la marca nosotros los hemos cambiado por 6’6, que es una cifra bastante interesante.

El comportamiento en carretera es bastante bueno, a pesar de ser un vehículo alto y grande. En las curvas se observa un cierto balanceo, pero en general las traza bastante bien a una velocidad prudente.

INTERIOR
El interior es de una calidad media (con algunos plásticos) y sorprende bastante por el moderado tamaño del espacio que ofrece el habitáculo de un vehículo de 4’62 metros a sus ocupantes y carga. Así, los viajeros de las plazas posteriores tienen poco espacio para las piernas y un espacio de carga de sólo 412 litros es un poco justo. Este reducido espacio se debe en gran parte a la elección de llevar neumático de repuesto de la misma medida que los otros.