Antonio Rotger, junto a su Graham Paige de 1929, una joya de la industria norteamericana con una producción un tanto efímera.

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Antonio Rotger, un mecánico jubilado de Inca, es el propietario de este bonito Graham Paige de 1929 que encontró por casualidad en Valencia hace nueve años y que con muchos esfuerzo y dedicación lo fue restaurando, ya que uno de los principales problemas de este vehículo es la falta de piezas para el motor porque hace muchos años que dejó de fabricarse. De hecho, muchas de las piezas las tuvo que hacer él mismo en el torno.

El nombre de Graham viene de sus fundadores, los hermanos Graham: Joseph, Robert y Ray, quienes compraron a mediados de 1927 la vieja fábrica de Paige, de ahí viene la denominación Graham Paige. Durante el primer año de producción (1927) se vendieron 78.000 unidades, cifra bastante alta para aquel entonces. Los Graham Paige se caracterizaban por tener caja «Twin Top» y frenos delanteros hidráulicos. La línea completa que se ofrecía a la clientela estaba integrada por tres modelos con motor de 6 cilindros y dos de 8 cilindros. El mayor era el 835, que tenía una distancia entre ejes de 11 pies 5 pulgadas y un motor de 5.3 litros. En concreto este vehículo es de 6 cilindros y alcanza una velocidad media de 80 km/h.

La marca quebró en 1938, de ahí que actualmente queden muy pocos Graham Paige por las carreteras. Antonio comenta que su afición por los coches viene desde pequeño «cuando trabajada en el taller siempre me gustaron los coches clásicos, por ello cuando tuve tiempo decidí hacerme con uno y poco a poco ir restaurándolo, es una pasión que no puedo describir; este tipo de vehículo tiene algo que es difícil de describir».