La línea bicolor del Fiat 500 Abarth marca mucho la estética de este coche, hasta convertirlo en un vehículo con mucho carácter deportivo.

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Abarth es la sección deportiva y de competición de Fiat, que fue adquirida por el grupo a principios de los años 70. Desde ese momento muchos de los modelos de la marca italiana han pasado por sus manos para convertirse en un producto estéticamente agresivo, además de producir en sus ocupantes unas sensaciones de lo más deportivas.

El Fiat 500 ha sido uno de los elegidos para que pueda transmitirlas, tanto en su versión normal como en la convertible (semi-cabrio), que es la que hemos probado nosotros en su versión 595C Competizione.
Estéticamente, llama la atención que el vehículo entero sea bicolor, con la parte inferior de color blanco y la superior de color negro, un contraste que le favorece a su carácter deportivo y que hace que la capota quede un poco más disimulada.

La parte delantera viene marcada con el escudo del símbolo del escorpión, que caracteriza a todos los productos de Abarth. Los faros delanteros, de xenón, son prácticamente los mismos que el resto de la gama, pero la parte inferior del parachoques viene presidida con una parrilla de nido de abeja, muy característica de los vehículos deportivos.

La parte posterior destaca por una doble salida de escape, una en cada vértice, además de contar con una parrilla posterior más pequeña y dos salidas de aire laterales. Todo ello realza su imagen de vehículo más imponente.
Las llantas también son de lo más bonitas, y destacan más gracias a las pinzas rojas de los frenos y a los discos ventilados de las cuatro ruedas.

MOTOR

Esta serie especial 595 cuenta con el propulsor 1.4 16V turboalimentado de 165 CV de potencia, además de llevar el cambio robotizado Dualoc, que forma parte del equipamiento opcional.

Este motor cuenta con unas prestaciones realmente sorprendentes, que se vuelven casi radicales al pulsar el modo Sport, que es un botón que lleva en el salpicadero y que hace que el cambio de velocidad se produzca al subir mucho más de vueltas el motor, además de que el turbo sople a bastantes más bares.
Otra cosa que caracteriza a este motor es el ruido de los escapes, que realmente está muy conseguido para que parezca un auténtico deportivo de los años 80, una cosa que gusta mucho a los amantes de los coches de antaño. Los 7’4 segundos que tarda para ponerse de 0 a 100 Km/h hablan por sí solos para ver que las prestaciones son una de sus grandes virtudes.

A veces en este tipo de vehículos preocupa la frenada, aunque en este caso se ha optado por unos frenos autoventilados delante y detrás que proporcionan la seguridad suficiente a los ocupantes.
El comportamiento y la estabilidad del vehículo son bastante buenos, aunque al acelerar de forma enérgica puede tender a traccionar demasiado, cosa que es fácilmente reconducible con un movimiento de volante o soltando acelerador. Quizá donde se notan en demasía las suspensiones duras es en los terrenos un poco bacheados.

INTERIOR

El interior es realmente interesante y vuelve un poco a la esencia de los deportivos, donde no hay nada más que lo estrictamente necesario.

De este interior cabe destacar los asientos muy deportivos, que llevan un tejido muy parecido al terciopelo y que aunque son bastante duros en la parte superior, el cuerpo se acostumbra muy rápido.