La línea del vehículo ha sufrido cambios importantes al contar con una estética más estilizada y moderna, con elementos interesantes como la iluminación diurna por leds.

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La marca surcoreana hace poco ha renovado el i10, un utilitario muy práctico que no renuncia a hacer kilómetros por carretera sin ningún problema. Su relación calidad-precio es sin duda uno de sus atractivos.

La estética del i10 se ha visto mejorada gracias al hecho de contar con una línea más redondeada y al uso de nuevos recursos, como los leds delanteros.

Los faros anteriores son de dimensiones reducidas, un poco ovalados y ofrecen unos faros antiniebla rodeados de la iluminación diurna tipo led que lo hacen más atractivo que nunca.

La parte posterior cuenta también con unos faros de dimensiones no muy generosas, que llaman la atención por ser bicolor y de líneas curvas. El parachoques es bastante prominente, lo cual favorece también la estética del conjunto.

MOTOR
En cuanto al motor del vehículo, el que hemos probado llevaba el más grande de la gama, un 1.2 de 87 CV. Pese a tener una potencia más o menos destacable, se trata de un propulsor tranquilo y muy silencioso, que ofrece unas prestaciones justas, aunque al adelantar por carretera no se muestre excesivamente perezoso.

El coche tiene cinco velocidades, no muy cortas, lo cual hace que la aceleración se produzca de forma bastante progresiva y no bruscamente, como sí pasa en otros vehículos de semejante potencia y medidas, como puede ser por ejemplo el DS3, que tiene un acento más deportivo.

El consumo del Hyundai i10 está en la media, ya que las cifras que ofrece la marca, de 4’9 litros a los 100 Km, son un poco las esperables de un vehículo de estas características. Nosotros, en una conducción mixta y con un manejo más o menos alegre, hemos conseguido poco más de 6 litros, que no es destacable, pero sí en la media. Tal vez con un sistema downsizing se conseguirían unas cifras más eficientes.

El comportamiento del i10 es bastante bueno gracias al hecho de poseer unas suspensiones que absorben bien las irregularidades sin ser excesivamente blandas. Las curvas se trazan bastante bien con un balanceo que no es excesivo. Otro aspecto a destacar del comportamiento son los frenos, que sorprenden por su eficiencia en cualquier circunstancia.

INTERIOR
El interior del vehículo sorprende sobre todo en las plazas posteriores, ya que dos adultos pueden ocuparlas sin que estén excesivamente estrechos. De hecho, los viajeros van bastante cómodos. Este espacio extra que se consigue en un vehículo de 3,6 metros se saca del maletero, que sí queda un poco reducido (252 litros), al ser demasiado estrecho, aunque sí que podemos decir que se muestra bastante alto.

Del interior también cabe destacar que los acabados, que sin ser de un tacto de gran calidad, sí que parece que son sufridos y que pueden durar tiempo sin sufrir los efectos del sol. Estéticamente, el interior bicolor le da un toque juvenil que le favorece bastante. El salpicadero es bastante diáfano, con lo necesario dispuesto de forma práctica, que contrasta un poco con los marcadores, a los que les falta un poco de esta modernidad.

En cuanto al equipamiento, éste también es bastante completo, con elementos que no son propios de este segmento y que son muy prácticos, como los elevalunas eléctricos en las cuatro puertas, el indicador de cambio de marcha, o el manos libres y los mandos en el volante.

Resumiendo, se trata de un utilitario perfecto para la ciudad pero que cumple perfectamente por carretera.