La línea del vehículo es continuista, lo cual no está mal, ya que es un modelo muy equilibrado en la mayoría de los aspectos básicos.

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Pocos cambios estéticos pero de cierta entidad en la parte delantera del vehículo y una motorización muy mejorada son las cartas de presentación del nuevo Mégane.

Hay que decir que los faros delanteros son mucho más atractivos que los de la generación anterior, con un oscurecimiento que lo hace mucho más llamativo. El lateral es muy redondeado, lo que le confiere un carácter muy deportivo. La parte posterior no ha recibido prácticamente ningún cambio, lo cual es una pena porque podría haber sido un cambio estético prácticamente total y se ha quedado sólo a medio camino.

El interior está bastante bien conseguido, aunque también le hace falta una remodelación más a fondo porque ya hace tiempo que este modelo cuenta con esta estética.

MOTOR
El motor es sin duda una de las grandes sorpresas que esconde este vehículo, ya que los 110 CV de los que dispone son más que suficientes para que el vehículo sea muy ágil en ciudad, con un consumo moderado, muy silencioso y con buenas prestaciones en carretera, lo cual se agradece mucho. De hecho, muchas veces no parece que se trate de un vehículo de gasóleo.

Las prestaciones, sin ser deportivas, sí que son más que suficientes para llevar el Mégane de una manera «alegre». Los 11’7 segundos que tarda para ponerse de 0 a 100 Km/h parecen menos gracias a la potencia entregada desde bajas revoluciones. Para llegar a velocidades altas el vehículo lo hace de manera muy rápida, que tiene mérito teniendo en cuenta que sólo tiene 1.461 c.c.

El consumo es otro de los apartados en los que el motor se «porta» muy bien, ya que los 4’4 litros homologados por la marca no distan demasiado de los 5’6 conseguidos por nosotros en un recorrido mixto y conducido sin hacer mucho caso a los indicadores de cambio de marcha.

Podríamos decir que es uno de los automóviles que hemos probado cuyas cifras declaradas por la marca y las conseguidas por nosotros están más próximas.

El comportamiento del vehículo en carretera muestra un gran aplomo en cualquier circunstancia. Incluso en las curvas, a una velocidad elevada, el coche no tiende a subvirar, lo cual lo convierte en un vehículo muy estable, sin ser incómodo.

INTERIOR
El interior es tal vez uno de los apartados en los que el vehículo se queda un poco atrás respecto a los vehículos de la competencia por sus pocos cambios. El marcador, que mezcla apartado analógico y digital, no es todo lo práctico y el hecho de que el nivel de gasolina y el de la temperatura del motor sean digitales hace que no sea tan precisos como los analógicos de toda la vida.

La consola central destaca por tener una pantalla en la parte superior, no escamoteable, lo cual la hace un poco menos estética de lo que sería si estuviese con la radio en la consola central, como sí pasa con el Clio, por ejemplo.

Las calidades interiores, sin ser excelentes, sí que cumplen con los estándares de un vehículo de su precio. Los plásticos están presentes pero no se oyen ruidos molestos por ningún lado.

Resumiendo, es un vehículo con un motor excelente, una buena estabilidad, un interior mejorable y una estética sólo seminovedosa.