«Jugamos con miedo a lesionarnos»: el campo de fútbol de Valldemossa, en condiciones deplorables tras años de abandono

«Llevamos años jugando con miedo a lesionarnos», confiesan fuentes anónimas cercanas al club. «El césped está completamente deteriorado, apenas queda material verde y solo se pisa caucho. Ya no es solo incómodo, es peligroso», añade. El campo cuenta con un césped artificial que fue instalado en 2007 y que, según las recomendaciones técnicas, debería haberse renovado hace al menos ocho años.

Además del terreno de juego, las instalaciones anexas presentan un estado deplorable. Las fotografías aportadas muestran vestuarios con techos humedecidos, baldosas sueltas, duchas en mal estado y banquillos con pintura desgastada, asientos rajados y sin ningún tipo de reparación visible. «Es indigno para cualquier deportista, y más aún ahora que empieza la escoleta infantil», lamentan.

Desde hace al menos siete temporadas, los usuarios afirman recibir promesas de mejora por parte del Ayuntamiento. «Cada año nos dicen que se cambiará el césped, que se hará una reforma integral... y al final nada. Dicen que el proyecto existe, pero que aún debe salir a concurso. Es la misma historia de siempre», critican.

La situación no solo afecta al equipo amateur que ha estado utilizando el campo, sino que ahora pone en riesgo a niños y jóvenes que iniciarán actividades deportivas en las próximas semanas. «No es solo una cuestión de dignidad, es una cuestión de seguridad», remarcan.

Los deportistas señalan también la falta de respuesta por parte del consistorio para abordar la situación de manera formal. «El ayuntamiento no mueve ficha. Mientras tanto, nos jugamos la salud cada semana», denuncian.

Desde la FFIB —Federació de Futbol de les Illes Balears—, no se ha podido intervenir debido a que el recinto es de titularidad municipal. «Nos sentimos completamente desamparados. Esto ya no es un problema deportivo, es una dejadez institucional», concluyen.

Ante este panorama, los usuarios exigen una evaluación urgente del estado de las instalaciones, reparaciones inmediatas y la creación de un plan de mantenimiento periódico. «Valldemossa merece unas instalaciones deportivas dignas. Ya es hora de pasar de las palabras a los hechos», zanjan.