La piscina natural de Mallorca que es una auténtica joya para disfrutar este verano: aguas cristalinas en el paraíso

Ubicada cerca de Cala Millor, se rata de una zona con encanto natural que combina con retazos históricos que aún se conservan

El nombre proviene del castillo que se encuentra en la playa | Foto: P. Lozano

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En la idílica isla de Mallorca, una maravilla escondida aguarda a quienes buscan un rincón secreto donde disfrutar del verano. Este refugio se localiza en la zona de Cala Millor, a tan solo treinta minutos de distancia, y ofrece la promesa de unas aguas cristalinas y el encanto de un entorno natural envidiable: la piscina natural de Sa Punta de n'Amer.

Aquí, el mar se entrelaza con las formaciones rocosas para esculpir piscinas naturales que invitan a un baño refrescante Sin embargo, es importante señalar que el recorrido no está adaptado para personas con movilidad reducida, y el acceso se realiza a pie desde un punto cercano.

Cómo llegar y recomendaciones de acceso

Los aventureros pueden estacionar su vehículo en el parking cerca de la Torre de Sa Punta de n’Amer, también conocida como Es Castell. Desde este punto, el recorrido hasta la piscina comienza siguiendo el camino más ancho a la izquierda, en dirección a Sa Coma, cubriendo unos 400 metros hasta encontrar un desvío a la izquierda.

En este tramo, la caminata es sencilla y se abre paso entre vegetación y vistas al mar. Sin embargo, la última parte del trayecto demanda cierta precaución, especialmente al descender con niños, ya que no hay una ruta señalizada pero sí existen varias alternativas para un acceso seguro.

La historia que se esconde tras el mar

Además del impresionante paisaje, este enclave guarda secretos históricos de España. Cerca de las piscinas naturales, los visitantes encontrarán un búnker de la guerra civil española, un recordatorio silencioso del pasado. Desde este punto, es posible seguir un camino de vuelta al punto de inicio, regresando por el camino ancho hasta la torre.

Este lugar, carente de servicios, ofrece una experiencia de comunión con la naturaleza, invitando a llevar provisiones y una vestimenta adecuada. Además, el contraste entre las formaciones rocosas y el brillante azul del mar constituye un espectáculo que merece ser capturado, por lo que una cámara puede ser otro equipaje recomendado para inmortalizar el momento.