EMERGENCIA HABITACIONAL

Desahucio inmediato en Lloseta: «¿A dónde vamos con una niña y un hombre mayor enfermos?»

Una familia mallorquina se expone al desalojo de una vivienda propiedad del Ibavi y pide «un poco más de tiempo», además de denunciar que «hay pisos vacíos en el pueblo»

Patricia y Nicolás, la pareja que puede ser desahuciada el próximo lunes en Lloseta | Foto: F.F.

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Casi nueve años después de llegar a la que todavía es su vivienda, una familia mallorquina pide «un poco más de tiempo» para buscar un nuevo hogar dadas sus singulares características. Nicolás y Patricia son una pareja que residen desde 2016 en Lloseta. Lo hacen junto a su hija, que sufre una discapacidad que hace que su madre sea considerada cuidadora y perciba una ayuda a través de la Ley de Dependencia. A ello se suma el padre de Nicolás, también con una discapacidad que le lleva a recibir sesiones diarias de rehabilitación.

En un suspiro, su vida dio un vuelco radical al recibir la notificación de un desahucio que, salvo cambios, está previsto para el próximo lunes 26 de mayo, a primera hora de la mañana. «¿A dónde vamos a ir con una niña de dos años y medio y un hombre mayor enfermos?», pregunta desesperada Patricia, que para colmo se ha lesionado en una pierna y no puede atender a su hija, que precisa de una serie de cuidados y atenciones que le van llevado a pasar varias veces por quirófano, «y le quedan todavía 16 operaciones», apunta la madre.

Residen en una vivienda que es propiedad del Ibavi y, a la vez, denuncian que «hay pisos vacíos en el pueblo, aquí y en otras calles, al menos cinco», asegura Patricia. El origen de esta historia que puede acabar con esa familia en la calle «y sin un sitio al que ir» data de 2016. «Le alquilamos la casa a un hombre que nos hizo un contrato, Mohamed. Entramos con él a vivir y nos pidió 5.000 euros por adelantado porque se iba a ir. Le dimos lo que teníamos, pero nos comprometimos a arreglar varios desperfectos en la vivienda», que junto a otras de esa zona de Lloseta, en la calle Teatre, saltaron a los medios de comunicación a raíz de una serie de deficiencias y al denunciarse que no tenían el final de obra.

Desde 2017 iniciaron los trámites con el Ibavi para regularizar la situación, aseguran, dándoles largas allí. «Nos dijeron que Mohamed era un inquilino cuyo contrato no era válido, pero que lo arreglarían. Desde entonces estamos igual y no responden», dicen. El nacimiento y los problemas de salud de su hija pequeña supusieron dedicar más horas y atenciones hacia ella, algo que ayudó a movilizar y sensibilizar a los vecinos, que llegaron incluso a recoger firmas en su apoyo.

Gestiones

«Únicamente pedimos tiempo, para que bajen los alquileres y encontremos algo. Hace una semana y media nos dijo la Policía que el juzgado de Inca nos desahuciaba, después de dos juicios de los que no recibimos notificación alguna, que eran de 2023 y 2024», explican moralmente hundidos y ante una situación que les ha generado incluso «problemas de salud. Apenas dormimos y a mi marido le ha salido una úlcera en el estómago», dice Patricia, quien especialmente está preocupada por las dos personas dependientes a su cargo: su hija y su suegro discapacitados.

Su abogado, de oficio, les da pocas esperanzas de que salga adelante su reclamación y Patricia ha recurrido incluso al Institut Balear de la Dona en busca de auxilio, además de a la regidora de Servicios Sociales del Ajuntament de Lloseta como uno de sus últimos recursos. «Somos una familia normal, trabajadora, con una situación de vulnerabilidad por la delicada salud de nuestra hija. No pedimos más que un poco más de tiempo, que no se ejecute el lunes el desahucio porque nos vemos en la calle», exclama entre lágrimas Patricia en la sala llena de juegos y juguetes que entretienen a su hija.

Entre medias y sin saber cuál será su futuro, buscan alternativas por si llega el momento del desahucio, aunque quieren agotar hasta la última vía «porque no podemos quedarnos en la calle con nuestra hija, que sufre apneas y necesita cuidados permanentes», recuerda. De ahí este «llamamiento para ver si alguien, alguna institución -especialmente el Ibavi o los servicios sociales-, puede escucharnos y darnos un poco de tiempo. No pedimos nada más...», imploran.

El Ajuntament de Lloseta, a través de su regiduría de Serveis Socials, ha tenido conocimiento del caso de esta familia y trabaja junto a ellos para intentar detener el desahucio y ganar tiempo, además de ofrecerles diferentes soluciones a su alcance ante la complicada situación personal que supone un hándicap en caso de tener que abandonar la vivienda ubicada en la calle Teatre.