OKUPACIÓN EN MALLORCA

¿Qué fue de los okupados apartamentos Sol y Mar de Cala Bona?

El establecimiento funciona a pleno rendimiento y recibe a los primeros turistas de la temporada casi cuatro meses después de centrar la actualidad informativa nacional

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Los días previos a Sant Antoni, en pleno mes de enero e hibernando la zona hotelera del Llevant y de toda Mallorca, un punto de Cala Bona se convirtió en epicentro informativo a nivel nacional. La sorprendente okupación de varios apartamentos del complejo Sol y Mar, a escasos metros de la primera línea de playa del núcleo turístico de Sant Llorenç des Cardassar llenó horas de televisión y radio y páginas de Internet y diarios informando de un hecho inédito. Pero que luego tendría secuelas en episodios como el del complejo Bellevue o permitió sacar del cajón otros casos como el de un bloque de apartamentos en Cala d'Or.

La 'liberación' de los apartamentos, en los que se atrincheraron durante varios días cuatro personas que aseguraban haber pagado a cambio de la llave de las habitaciones, generó episodios de tensión dentro del recinto e incluso la intervención de instituciones como el Govern, cuyo conseller de Turisme, Jaume Bauzá, se personó en el establecimiento y pidió a los okupas que lo abandonaran, junto a parte de la corporación municipal.

Algo que hicieron por su propia voluntad pocos días después, al verse acorralados y sin posibilidad de recibir ayuda y alimentos desde el exterior, como habían conseguido a través de otras personas que les avituallaban ante la mirada de la Policía Local de Sant Llorenç y la Guardia Civil, que se desplegaron en la zona ante la tensión existente entre los okupas y los gestores del establecimiento hotelero.

Un punto que alcanzó una nueva dimensión cuando la propiedad entró en escena con la presentación de una demanda contra la mercantil que explotaba los apartamentos y contra el gerente de la misma, aferrándose a una deuda de casi 219.000 euros en concepto de la renta del anterior año y por la tasa de basuras. Entre otros conceptos por los que reclamaban la resolución del contrato y el desalojo del establecimiento. Días después, un juicio pendiente por una supuesta estafa contra el padre del administrador -absuelto- volvió a poner el foco sobre el asunto, que cayó en el olvido.

Apertura

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El paso de los meses ha llevado consigo el inicio de una temporada turística que ha costado arrancar en el Sol y Mar. En sus alrededores, el Nelson's -bar que fue punto de encuentro de los periodistas aquellos días de invierno- está cerrado por jubilación y emergen diferentes establecimientos que yacían cerrados a cal y canto. Bares, restaurantes, souvenirs, los hoteles e incluso la farmacia, que cerraba al entrar la tarde, están plenamente operativos, al igual que una peluquería y una empresa de servicios que fueron de lo poco en marcha en los aquellos convulsos días.

Incluso aquella parada de taxis que se convirtió en aparcamiento para las fuerzas de seguridad ha vuelto a la vida, reuniendo a algunos profesionales en su excelente ubicación frente a una playa en la que asoman algunos turistas. Los que entran y salen del Sol y Mar, que muestra señales de vida y actividad. Una bandera de Albania cuelga de uno de los balcones del edificio principal, en cuyo acceso se han izado varias banderas. La recepción se ha limpiado, despejado y amueblado con algunos sofás, mesas y una sencilla decoración, aunque el local que hace esquina en el edificio sigue cerrada. Como si no hubiera pasado el tiempo allí.

La recepción, asaltada el pasado enero, funciona a pleno rendimiento y por la puerta que da acceso a la piscina el tráfico es constante. Allí, en la terraza en la que se reunían los okupas ante la atónita mirada de los vecinos, un grupo de clientes descansa y conversa tranquilamente junto al acceso al bloque que fue okupado, donde se ven puertas y ventanas abiertas y toallas colgadas. Señales de que ha vuelto la vida y la normalidad, aunque de manera austera y con dos empleados -uno de ellos presente durante aquellos duros días de enero- al frente de la instalación, en la que no encontramos a ninguno de sus gestores.

Apenas quedan señales de aquella mediática okupación, como el panel que instalaron los técnicos de la empresa gestora para evitar que pasaran comida y bebida por encima de una puerta auxiliar. Eso, y el recuerdo de algunos de los residentes en la zona, aunque el tiempo lo borra todo y la llegada del buen tiempo devuelve a la normalidad a los apartamentos Sol y Mar.