La familia, frente al coche en el que viven. | Alejandro Sepúlveda

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El grave problema de acceso a la vivienda se hace más evidente en situaciones de vulnerabilidad. Es el caso de José Moreno y su esposa, Lorraine Moreno, que desde el pasado 18 de diciembre viven dentro de su coche en un aparcamiento privado de Magaluf.

El mes de septiembre la pareja perdió un juicio hipotecario por lo que tuvo que vender la casa en la que vivían en Magaluf para pagar las deudas contraídas. La vendió por 110.000 euros «pero los abogados llegaron a un acuerdo y me quitaron toda la deuda que subía a 162.000 euros», explica.

Después que la venta se hiciera efectiva el mes de diciembre, la pareja se quedó sin dinero, sin casa y con la dificultad de encontrar un piso de alquiler asequible en la zona. «Hemos recurrido a los servicios sociales del Ajuntament de Calvià pero no nos ayudan, no nos dan ni un plato de comida caliente», asegura José que recalca que lleva 11 meses sin cobrar nada. Añade que el mes que viene podrá ya cobrar la pensión de discapacidad. Su esposa, en cambio, sí cobra una pensión de 480 euros.

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«Los precios mínimos para una casa de alquiler son de 1.000 euros, imposible», lamenta mientras reconoce que el ayuntamiento les ofreció la opción que de poder vivir en un albergue. «Esta opción no la podemos contemplar porque nos dijeron que nuestra perra se la llevarían a la perrera. Tiene más de 14 años y para nosotros es parte de la familia, no la podemos abandonar», explica.

José Moreno tiene 61 años mientras que Lorraine tiene 58. Si bien asegura que ha trabajado, explica que sufre epilepsia y además tiene la parte izquierda del cuerpo con falta de movilidad por lo que requirió la discapacidad. Tras 26 años viviendo en Mallorca, este vecino de Magaluf y originario de Vigo, asegura que no saben donde recurrir para poder tener una vida digna. «Vamos a un bar a tomar algo calentito y allí al menos podemos ir al baño», explica sobre la realidad de su día a día en un aparcamiento.