Guillem Durán trabaja desde su casa para todo el mundo. | R.P.F.

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Campaner e ingeniero de telecomunicaciones, Guillem Duran ha pasado por todas las fases de esta tecnología, ha tocado tanto investigación como desarrollo de productos y ahora trabaja desde su casa para grandes empresas de todo el mundo. También es cofundador de una empresa de asesoría y gestión. Aviso para lectores: una de estas respuestas está redactada por una IA, ¿la podréis identificar?

¿Nos puede explicar qué significa ser experto en modelos generativos?
—Mi trabajo consiste en aplicar algoritmos de inteligencia artificial para analizar grandes volúmenes de información. Esto nos permite hacer predicciones, tomar decisiones más informadas y automatizar tareas en diferentes industrias, mejorando así nuestra vida cotidiana y solucionando problemas complejos de manera eficiente.

¿Cómo funcionan estos modelos?
—Funcionan por estadística, por eso, a veces fallan. Actualmente se entrenan tanto que cada vez es una tecnología más perfecta. Pero, por ese porcentaje de error, la persona que lo usa tiene que saber sobre el tema para usarlo de forma correcta y que resulte de utilidad. De hecho, Facebook hizo un modelo generativo especializado en literatura científica que duró tres días, ya que se inventaba los resultados.

Una pregunta que mucha gente se suele hacer es si este tipo de tecnología puede acabar con muchos trabajos tradicionales. ¿Qué hay de cierto?
—Lo que pasará es que los trabajos se transformen y salgan nuevas funciones. Lo mismo que pasó con la llegada de internet cuando pasamos por ejemplo de tener mensajeros a enviar correos electrónicos. Tiene que haber alguien que mantenga y actualice la tecnología para poder seguir enviando correos, seguimos necesitando a personas para hacer este trabajo. Si se usa bien, será una buena ayuda en muchos campos. Photoshop no acabó con los fotógrafos, por ejemplo, solo cambió la manera de trabajar.

¿Puede cualquier persona utilizar esta tecnología?
—Sí. Ahora puede utilizarla cualquiera. Antes debías ser experto, ahora no, y por eso el revuelo formado actualmente. Sin embargo, quiero remarcar que, como he dicho, para obtener resultados buenos se necesita práctica y conocimientos. Tienes que entender el funcionamiento interno de la herramienta y del tema en el que trabajas para sacarle el máximo provecho y tienes que tener cualidades, igual que en cualquier trabajo. Por ejemplo, en el tema de videojuegos no puede faltar la creatividad, y eso depende de la persona que usa la Inteligencia Artificial, no de la tecnología en sí. Estos modelos son mediocridad automatizada sin una persona detrás.

Este acceso universal, ¿puede suponer peligros para la sociedad?
—Los modelos generativos ofrecen numerosas ventajas y oportunidades, pero también plantean ciertos riesgos y desafíos como desinformación y noticias falsas, suplantación de identidad y manipulación, sesgos y discriminación, menos confianza en el contenido digital...

¿Cómo ve el futuro en este campo?
—Están llegando a un punto que se ha demostrado que funcionan y tendrán un impacto muy grande en la sociedad, en todo el mundo. Hasta ahora todo era para cosas muy concretas y ahora es la primera vez que sale un producto para las masas.

¿Y cómo afectará esto a nivel global?
—Por una parte, solo las grandes empresas tecnológicas estadounidenses pueden hacer estos modelos y eso implica que una tecnología muy poderosa acabe en manos de unos pocos. Eso supondría que tengan mucho poder en la sociedad y adapten estos modelos a sus preferencias empresariales y sesgos políticos y puedan así marcar la preconcepción de la ideología en la sociedad, entre otras. La comunidad de IA necesita colaboraciones públicas para crecer y para garantizar la seguridad para todos.

¿Debemos asustarnos?
—Para nada. Estas revoluciones tecnológicas siempre crean un poco de miedo e incertidumbre por el desconocimiento. A medida que las personas entienden y conocen estas tecnologías, cambia la visión sobre ellas. Si sabemos usarlas, serán amigas no enemigas. Y si las instituciones deciden invertir en ellas y que no estén en manos de unos pocos.

¿Podremos diferenciar la inteligencia artificial de la realidad?
—No quiero decir que sea imposible, pero es muy difícil. Ahora, un experto podría ser capaz, dentro de poco no será distinguible.