Can Mir se construyó en 1911 como almacén de madera y en 1914 se amplió la casa. | Juanjo Roig

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Uno de los primeros edificios con los que se topan los pasajeros del tren al llegar a Inca es el de Can Mir. Este inmueble protegido muy apreciado por los inquers se encuentra en un estado de abandono. El Ajuntament ha abierto un expediente en el que obliga a los propietarios a realizar obras de consolidación y conservación bajo amenaza de sanciones económicas en caso de no hacerlo.

El expediente ya menciona un informe del arquitecto municipal de 2018 en el que constaba que el edificio se encontraba «en situación precaria». En la actualidad, Can Mir presenta pérdidas de elementos constructivos, deterioro de materiales,    pudrición de las maderas, oxidación de hierros, además de los» problemas de seguridad en la estructura debido al nulo mantenimiento por parte de la propiedad».

En la resolución firmada por el alcalde se ordena a la entidad propietaria de Can Mir a iniciar los trámites en un plazo de tres meses para cumplir con los deberes de uso, conservación y rehabilitación incluidos en la ley de Urbanismo balear. Entre ellos se especifica la solicitud de la licencia de obras con proyecto y nombramiento de técnico de patrimonio, comprobar el estado de todos los elementos de cimentación, fachada y cubierta de la edificación, además de reparar o sustituir las partes que presenten patologías estructurales. En caso de que el edificio represente un peligro para la vía pública se autoriza la adopción de medidas de seguridad y obras necesarias bajo la supervisión de un técnico.

En caso de que los propietarios de Can Mir incumpla la resolución se impondrán sanciones económicas que, según fuentes municipales, pueden alcanzar los 600 euros mensuales. El Ajuntament podría hacerse cargo de las obras con cargo a la propiedad.