Parc Natural de s'Albufera. | Imágenes cedidas por el parque

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La presencia de biodiversidad en s’Albufera de Mallorca se ha multiplicado por cuatro y por cinco en determinadas especies de aves, invertebrados y plantas, desde que el mayor humedal de la Isla fuese protegido. Ahora, cuando se cumplen 35 años de aquel hito del ecologismo que levantó controversia frente a los planes de crecimiento turístico y urbanístico, el Parc Natural de s’Albufera de Mallorca vuelve a superar las 110.000 visitas anuales. En 2022 ha recuperado los niveles previos a la pandemia, especialmente de turismo ornitológico procedente de diversos países como Holanda, Suecia e Inglaterra, entre otros.

El director del espacio natural, Matíes Rebassa, hace un balance «tremendamente positivo» de lo que se ha logrado durante estas tres décadas y media de gestión. «Antes de declararla parque natural, s’Albufera estaba muy degradada, con usos incompatibles con la conservación de la fauna; con la recuperación paulatina de los ecosistemas, han proliferado numerosas especies, hasta el punto de que algunas aves acuáticas se han multiplicado por cuatro y por cinco en estos 35 años». También se ha recuperado la población de plantas como la orquídea palustre (Anacamptis robusta), que en Baleares, únicamente crece en los prados de s'Albufera.

Aunque s’Albufera fue declarada Parc Natural el 28 de enero de 1988, su Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) es el más reciente entre todos los espacios naturales protegidos de Mallorca, pues en aquella época la normativa no exigía disponer de estos planes de gestión. El PORN de s'Albufera fue aprobado hace dos años y amplió en 390 hectáreas la zona protegida, hasta un total de 2.036 hectáreas. El PORN extiende la protección a la zona de Son Bosc - otro hito del ecologismo, que evitó la construcción de un campo de golf - y a Es Comú, una de las últimas playas vírgenes de Mallorca. También permite a la Conselleria de Medi Ambient realizar actuaciones en las tierras del perímetro que rodea al parque natural, como el desbloqueo de acequias y torrentes que nutren de agua la zona húmeda, para reducir los impactos que sufre.


Corredores ecológicos

Además de intervenciones continuas en el interior del parque natural para contener y erradicar especies invasoras como la caña, las actuaciones se centran en recuperar las lagunas próximas que actúan como corredores ecológicos entre s’Albufera y s’Albufereta de Pollença. Estas dos zonas húmedas están separadas por apenas 5 km en línea recta y las aves e invertebrados vuelan de una a otra.

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Este plan de recuperación abarca las lagunas urbanas de Maristany y el Estany dels Ponts, «pues muchas especies de peces circulan entre ellas y s’Albufera a través de los canales que las comunican», explica Rebassa. Se trata de dos lagunas que han ido quedando rodeadas de urbanizaciones con el desarrollo del turismo en el Port d’Alcúdia. Las labores se centran en la limpieza y vigilancia activa para que no vuelvan a ser usadas como vertederos, como en el pasado. Este proyecto promovido por el Ajuntament d'Alcúdia, que incluye la limpieza de escombros y restos de poda que han propiciado que especies invasoras como la grama hayan colonizado las lagunas, ha recibido una subvención de 2,2 millones de euros de los fondos europeos Next Generation.

Usos y amenazas

Entre los usos tradicionales de s’Albufera que se permiten está la pesca de la anguila con el método de las ‘cucades’. Con motivo del aniversario del parque, un pescador de sa Pobla realizó una demostración de este antiguo arte, que pesca sin anzuelos, usando lombrices como cebo y un salabre en el que se dejan caer estos peces al sentirse fuera del agua. Es una técnica muy selectiva, que no produce la captura accidental de otras especies. Para pescar con 'cucades' en el interior de s'Albufera es necesario el permiso de pesca fluvial y una autorización del Parc Natural. No se permite la caza.

El resto de usos permitidos son el senderismo por el interior del parque, que también se puede recorrer en bicicletas.

Las principales amenazas para la conservación de la biodiversidad vienen de fuera. Principalmente, la contaminación de las aguas que llegan hasta s'Albufera a través de los canales y que contienen un elevado nivel de fosfatos y nitrogenados procedentes de la agricultura, una de las actividades económicas más extendidas en los municipios que tocan el humedal, Muro y sa Pobla. También están la presión urbanística, los vertidos accidentales, la extracción masiva de agua dulce de sus acuíferos y el mal funcionamiento de depuradoras cercanas.

En estos 35 años de protección ambiental, en el recinto del parque natural también ha mejorado la experiencia del visitante, con observatorios para contemplar a las aves, talleres e itinerarios. «Lo que no ha crecido a la par son los recursos, tenemos muchas carencias», admite el director de s'Albufera.