Fueron varios los vecinos del núcleo costero que se acercaron a este nuevo espacio urbano que este miércoles fue presentado por parte de las autoridades municipales y que contó con los participantes del proyecto impulsado por Serveis Socials.

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En la Colònia de Sant Pere se siembra y crece el amor. Los vecinos del núcleo costero han estrenado una nueva zona urbana creada a partir de residuos plásticos procedentes del mar. Se trata de un espacio ubicado junto a la pista de petanca con un mobiliario reciclado y un árbol del amor donde cuelgan, con cintas de tela, los mensajes de lo que significa este sentimiento para los participantes. Este lugar singular es el resultado de un proyecto de inserción sociolaboral de limpieza del litoral y reutilización impulsado por los Serveis Socials del Ajuntament, en colaboración con la artista local Laura Hedrosa. Han participado en el mismo una decena de personas usuarias de los servicios sociales comunitarios básicos.

Este nuevo espacio se inauguró este miércoles y contó con la asistencia de la regidora de Serveis Socials, Aina Comas; la de Promoció Econòmica, Maria Antònia Sureda; la coordinadora Laura Hedrosa, los participantes y un grupo de vecinos que acudieron al acto oficial. El proyecto cuenta con un banco de 7 metros de largo, tres taburetes y una butaca del amor, como la han bautizado los participantes en esta actuación. La ubicación fue consultada con las personas del Club de la Tercera Eda, usuarios de la pista. El mobiliario que ha sido firmado por los autores y autoras en una de las piezas, está hecho de material y revestido con plásticos y microplásticos del mar tratados a mano con la técnica del mosaico creando diferentes figuras de temática marítima y una recreación del Bec de Ferrutx.

Las personas participantes en el proyecto, según informa el Ajuntament d’Artà, han recibido una prestación social durante estos meses de actividad. Se ha trabajado en dos aspectos: la sensibilización y la retirada de plásticos y otros residuos del litoral de la Colònia contando con la colaboración de las voluntarias de ‘Per un Colònia neta’ y la construcción de mobiliario urbano. Al inicio se sembró a uno de los lados de la pista un árbol del amor que ha ido creciendo con los meses. En Artà se cuenta también con un espacio reciclado en el Parc de Can Marín.