Aldo Castelli y Juan Puigdorfila en la balsa de regadío de Consell. | Elena Ballestero

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La balsa de agua depurada que abastece a la comunidad de regantes de Consell, ha dejado este mes de octubre de regar varios días los campos agrícolas por falta de caudal. Fue construida en el año 2010 con capacidad para abastecer a 800 hectáreas. El incremento del suelo agrícola en el municipio, unido al avance de la sequía y de las altas temperaturas por el cambio climático, hace que el agua depurada sea insuficiente para abastecer la demanda. Ya pasó en 2021, pero la situación se ha visto agravada este año en el que ya ha habido varias interrupciones de suministro por falta de líquido.

«La balsa se construyó con una capacidad de 60.000 m3. Para hacerla se exigió la creación de una comunidad de regantes y nos apuntamos siete, además del Ajuntament de Consell. Ahora somos once y es verdad que una vez inaugurada teníamos mucha gente que se quería apuntar, pero no hay agua para todos», explica el presidente de la comunidad de regantes de Consell, Juan Puig d’Orfila. A principios de la legislatura pasada la Conselleria d’Agricultura se marcó como objetivo que entre un 70 y un 80 % del agua que llega a las plantas depuradoras de la Isla fuera en 2019 aprovechable para el riego. La realidad es que tres años después de que se cumpliera el plazo inicialmente previsto la cifra del agua depurada reutilizada para el riego sigue estancada en un 30 % en Baleares.

Hay casos sonados como el de Alcúdia que hace más de una década invirtió varios millones de euros en un sistema terciario y todo su entramado de tuberías en un plan entonces pionero para reutilizar el agua de la depuradora en los jardines y váteres de buena parte de la planta hotelera. El exceso de sal en el agua (por fugas en las tuberías de alcantarillado que provocan que entre el agua del mar) mantiene el servicio en desuso a día de hoy. Solo el golf de Alcanada riega con agua procedente de la terciaria de Alcúdia y para hacerlo previamente debe pasarla por una pequeña desaladora.

La empresa pública Tragsa administra el agua que aportan las depuradoras de Consell y de Alaró, dependientes de Abaqua a la balsa de regadío de Consell. Aunque en la fase de proyecto se estipuló un precio fijo para el agua depurada, a día de hoy los regantes no pagan por ella. Agricultura estudia ahora incrementar la capacidad de esta infraestructura. Entre enero y diciembre de 2021 esta balsa de regadío sirvió 168.247 m3 cúbicos. Este mes de septiembre la cifra anual ya había aumentado hasta 172.469 m3 cúbicos.

La de Consell es la sexta de las balsas de regadío que gestiona la Conselleria de Agricultura en Baleares que más consume por detrás de las de Ciutadella (449.946 m3), Capdepera (323.578 m3), Inca (245.354m3), Maria de la Salut (195.000 m³) y Son Servera (180.454 m3). Existen además otras cuatro balsas de regadío gestionadas por el Govern (en Santa Maria, Artà, Algaida y Formentera). A ellas habría que sumar la de Sant Jordi que funciona al margen de Agricultura mediante su propia comunidad de regantes y que es la más antigua de las que existen en Mallorca. La balsa de Sant Jordi da servicio actualmente a 457 usuarios y ha distribuido 12.511.456 m3 de agua en el último año a Sant Jordi, Es Pilarí, Casablanca y Son Ferriol y planea construir con la ayuda de fondos europeos una nueva balsa de mayor capacidad y todo un entramado de tuberías que permitirá dar servicio también a regantes de Llucmajor y Campos.

La demanda ha crecido este 2022 en todas las balsas de regadío gestionadas por Agricultura en Mallorca. Disminuyen en cambio los consumos en Formentera y Ciutadella. Existen además a lo largo de la geografía de las Islas otras infraestructuras pendientes de conexión. Es el caso de Porreres (acabada y que prevé financiar las conexiones con los fondos europeos Next Generation), Santa Eulàlia y Peguera (acabadas y pendientes del contador eléctrico), Es Mercadal (en obras para reducir las filtraciones de sal) y Vilafranca (en funcionamiento pero con el caudal de agua que proporciona Abaqua).

Aldo Castelli, gerente de Camp Mallorquí, explica que la Cooperativa de Consell plantó hace cuatro años almendros para probar el uso de aguas regeneradas y rentabilizar la balsa de su zona. Ahora planea plantar también 14 hectáreas de algarrobos, aunque la experiencia les demuestra que solo es posible hacer un aprovechamiento mixto, es decir deben regar en parte con agua regenerada y en parte con agua de pozo porque en temporada alta no hay agua regenerada suficiente. «El año pasado el agua ya no bastó, a pesar de que está estudiada para abastecer hasta 800 hectáreas y todos estamos regando por goteo, este año está siendo aún peor», dice Castelli.

«Hacen falta inversiones para interconectar balsas deficitarias como la de Consell con otras que puedan tener superávit, que también las hay. Al ser una balsa útil para el campo, sería necesario dotarla de mayor caudal y así se lo hemos hecho saber a las administraciones», dice el gerente de Camp Mallorquí. No obstante Castelli advierte que el aumento de caudal no puede ir en detrimento de la calidad del líquido. «En Sant Jordi, por ejemplo, el agua se utiliza para regar plantas que toleran cierta salinidad, pero no es nuestro caso», dice.

Entre las balsas históricamente infrautilizadas que ahora comienzan a no dar a basto está también la balsa de agua depurada de Inca. «Ha aumentado la demanda porque con la sequía y la crisis del cereal ha crecido el número de explotaciones que plantan forraje para los animales, es una cuestión coyuntural», señala el gerente de Camp Mallorquí. Según el último balance de Agricultura ha pasado de 161.808 m³ de consumo en 2021 a 195.000 m³ este 2022.«Este tipo de infraestructuras, más allá de ser elementos tractores del sector primario hacen un reaprovechamiento de recursos necesarios utilizando un residuo que si llega en grandes cantidades después se infiltra y recoge el acuífero», añade.

Aunque Consell ha sido tradicionalmente una zona de lo que se conoce como cultivos de secano, el experto explica que «hoy en día con el cambio climático, si no es con regadío, la agricultura de frutales y frutos secos no tiene porvenir». «Nosotros regamos con el pozo cuando hay déficit porque hoy por hoy una apuesta íntegra por regar con agua depurada es un suicidio, la experiencia de estos dos últimos años nos lo demuestra», dice Castelli. La clave, para el gerente de Camp Mallorquí, pasa por mejorar la calidad de la depuración del agua en Mallorca para que haya un mayor aprovechamiento del agua regenerada lo que disminuiría los vertidos de aguas sucias a los torrentes y al mar. «Hay balsas que no se pueden aprovechar para el riego como la de Vilafranca, en la que el agua es totalmente salada, en Consell tenemos una balsa y un sistema de distribución perfectos, pero insuficientes», lamenta.

Agricultura informa de que el Plan General de Reutilización de Aguas Regeneradas (en proceso de redacción) tiene previstas dos interconexiones: Sant Jordi-Campos Porreres y Consell-Ariany-Santa Maria. El plan está a punto de salir a exposición pública.