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La crisis interna en el PP de Inca se coló el jueves en el pleno municipal y fue abordada como si fuera un asunto más de trascendencia para los intereses de l@s ciudadan@s, nada más lejos de la realidad. Tras un silencio que ha durado más de dos años, Félix Sánchez, el que fuera candidato del PP a las elecciones municipales de 2019 y portavoz ‘popular’ en el consistorio inquer desde entonces hasta el jueves, abandonaba el grupo popular junto con su compañera de partido, Sonia Franco, para convertirse en regidores no adscritos, dejando al PP con un solo edil, Andrés Gili. Sánchez y Franco se convirtieron en los protagonistas de la sesión. Él, al desgranar al detalle el deterioro que han sufrido las relaciones entre la Junta Local del PP en Inca y sus concejales; ella, por salir a dar explicaciones sobre los lazos familiares que la unen tanto al PP como al PSOE. De los dardos que Sánchez lanzó a quienes le han «hecho la cama» –por resumir en una expresión la lista de agravios de los que culpó a la Junta Local de Inca y a los directivos insulares y autonómicos del partido– uno es indiscutible: él asumió el marrón de encabezar la lista del PP a las elecciones municipales en un momento en que el partido estaba más dividido que nunca y con fuertes tensiones por la imposición de candidatos y el enfrentamiento entre distintas «familias» internas. No olvidemos que los ‘populares’ habían gobernado con holgada mayoría absoluta bajo el mandato de Pere Rotger, quien ahora ha vuelto con el cometido de «reflotar la nave» tras el estropicio de la agitada legislatura gobernada por su sucesor, Rafa Torres, con unos plenos de broncas y bordeando el insulto, y el avance de la izquierda. Lo de ayer fue correcto en las formas, pero no en el fondo, porque no se engañen, se airearon unos problemas que solo benefician a una parte del hemiciclo, la que contemplaba el espectáculo sonriendo por dentro, porque saben que el rival con más posibilidades –por empuje del voto autonómico y nacional– se ha hecho el harakiri a nueve meses de las elecciones. Lo que se echa en falta es conocer las razones por las que se ha producido esta ruptura. Es inaudito que el portavoz del partido en una institución no forme parte de la Junta Local, sea o no más adelante reelegido como candidato. ¿Qué habrán hecho los ya exconcejales del PP para que su partido les repudie? Las mentes malpensadas apuestan a que se han dejado caer en la trampa de una operación de cirugía política orquestada desde fuera. Si así se demostrara, el Maquiavelo de turno habría logrado que el PP, que tenía mayoría absoluta con 12 y 11 concejales en 2007 y 2011 respectivamente, cayera a 6 escaños en 2015; y otra caída a 3 ediles en 2019, terminando esta legislatura con un solo concejal. Si las matemáticas no fallan, ¿cuál sería la progresión de esta serie en 2023?