Las depuradoras no están preparadas para eliminar el exceso de sal de las aguas residuales que reciben. | Ultima Hora

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Un total de 21 depuradoras de Mallorca presentaron en 2021 un exceso de salinidad que supera el umbral establecido para posibilitar la reutilización destinada a usos agrícolas. La mayoría de las estaciones se encuentra en la mitad sur y en el Llevant de la Isla. El caudal con exceso de salinidad registrado va desde un 28,79 por ciento hasta un 100 por ciento. Según los datos que se desprenden de un informe de la Agència Balear de l’Aigua i Qualitat Ambiental (Abaqua), se ha aumentado un poco la salinidad respecto al 2020 pasando del 39,5 al 43,9 por ciento. Este elevado nivel compromete el potencial de reutilización del agua residual urbana depurada para usos agrícolas.

El agua residual del alcantarillado llega a las estaciones depuradoras donde es tratada para reducir la carga contaminante y devolverla al medio o ser reutilizada. Las depuradoras no están preparadas para eliminar esta salinidad y por ello las aguas depuradas salen con la misma concentración de sal. El secretario de Abaqua, Juan Calvo, explicó a este periódico cuales son los factores que inciden en este exceso de salinidad. En primer lugar destacó que «los niveles de referencia que utilizamos son los de 2019 porque el año 2020 fue atípico. En 2021 se han mantenido mas o menos los mismos».

Motivos

Desde Abaqua se lleva a cabo la gestión de las depuradoras y se realizan diversos análisis a lo largo del año. De esta manera se puede comprobar que el agua que llega tiene un elevado nivel de salinidad. Calvo explica que «en el caso de los municipios costeros, algunos presentan un alcantarillado antiguo y el agua salada se filtra y se mezcla con el agua residual». Hay otros motivos, según el responsable de la Agència. «Podemos encontrarnos con casos en los que la salinidad proviene de forma puntual de los vertidos de salmuera de desaladoras privadas». En el caso de las zonas de interior, el motivo puede ser que debido a la dureza de las aguas, en domicilios particulares se utilizan descalcificadores y la sal acaba en las aguas residuales.

La salinidad, según explicó Calvo, se mide mediante la conductividad eléctrica. En el caso del agua la capacidad para conducir la corriente eléctrica aumenta con la concentración de sales. A partir de este indicador se comprueba el grado de salinidad de las aguas residuales de alcantarillado que llegan a las depuradoras. Hasta cinco depuradoras registran un caudal con exceso de salinidad del cien por cien (Colònia de Sant Jordi, la Platja de Muro, Capdepera, Santanyí, Cala d’Or, Cas Concos). Otras, como Pollença llega al 93,63 por ciento. Desde la Conselleria de Medi Ambient, hace semanas, se presentó una convocatoria dirigida a municipios de menos de 20.000 habitantes dirigida a mejorar las redes de abastecimiento.