Los patronos de la BVCF y la FVSM en la finca de Son Pons en Campanet.    | Elena Ballestero

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Este mes de abril se cumplen 35 años de la constitución de la Fundació Voltor Negre (BCCF) que en 1987 aterrizó en la Isla con el objetivo de evitar la extinción de la última población insular de buitre negro que quedaba en el mundo. Entonces apenas había 19 ejemplares en toda Mallorca y una sola pareja reproductora que ni siquiera criaba todos los años. Hoy se calcula que 335 buitres sobrevuelan la Isla. Hay 46 parejas reproductoras y en el último año han nacido 33 pollos, unas cifras de récord, aunque la especie aún no ha tocado techo.

La finca de Son Pons en Campanet, sede de la BCCF y de la Fundació per a la Conservació de la Vida Silvestre Mediterrànea (FVSM), reunió ayer a sus patronos para celebrar el éxito de estos 35 años de lucha. El origen de la fundación se remonta a la época estudiantil de su directora, Evelyn Tewes, que se desplazó a Mallorca para hacer su tesis doctoral sobre la última población insular de esta especie. Entonces el buitre era una especie en peligro de extinción, hoy está catalogada como especie vulnerable. «La tendencia es sin duda muy positiva pero no debemos bajar la guardia», explica Tewes.

La lucha contra el veneno, el trabajo de los voluntarios para evitar el impacto humano en las zonas de cría y la creación de una red de comederos para las rapaces ha permitido, no solo recuperar al buitre negro, sino también mejorar la población de otras rapaces. Hoy en la Isla, el buitre negro comparte espacio con el buitre leonado y hasta el momento no han entrado en conflicto. La población de buitre negro sigue aumentando, por lo que los expertos concluyen que no ha tocado techo. «Lo hará cuando no haya suficientes cumbres para sus nidos o suficientes fuentes de alimentación», dice Tewes.

Carlos Tarancón es el actual presidente de la FVSM. Destacó ayer el impulso que supuso la donación de la finca de Ariant a la fundación. Allí no solo se ha recuperado la población del buitre negro, sino que se ha recuperado la actividad ganadera con la introducción de terneros y corderos, la apicultura y la actividad agrícola. «La clave del éxito de la recuperación de la población del buitre negro está en que se acertó con el diagnóstico y con la fórmula para recuperarlo con un modelo que se ha seguido también en otros países de Europa», dijo.

El naturalista Suso Garzón, presidente de la Fundació Voltor Negre, recordó el momento en el que decidieron traer machos jóvenes desde la Península y desde zoológicos de distintos países de Europa a Mallorca para conseguir reproducir la especie y evitar su extinción. Advirtió sobre los peligros de la masificación en la montaña y apostó por la educación como la clave de futuro para formar a una generación que deberá combatir el cambio climático.