Imagen de Juana María Mas, histórica líder vecinal de ‘Paguera’. | R.P.F.

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Primera pregunta. Entenderá que, vista la polémica histórica, es inevitable formulársela. ¿Paguera o Peguera?

—Con A. Paguera de toda la vida.

¿Por qué?

—La UIB quiere catalanizar el nombre. En Cataluña hay muchos Peguera, pero que no tienen nada que ver con nosotros. Lo relacionan con unos árboles de resina, de «pega», pero no es así. El nombre viene de que se pescaban muchas «pàgueras». Desde que tengo uso de razón ha sido con A. Pero no nos quieren dar el topónimo con A. Lo seguimos intentando de la mano de historiadores. Los que somos paguerines de pura cepa, seguimos diciendo Paguera.

¿Cómo han vivido el último mes, marcado por las obras del túnel de Son Vich?

—Nos dijeron que el 7 de abril se abriría un tramo de Palma a Andratx. Tampoco lo tenemos muy seguro. Pero de Andratx a Palma seguirán pasando por Paguera hasta que en verano paralicen las obras y se abra el túnel completamente. Son necesarias. Ahora bien, hemos pasado dos años con pesadumbre y el desastre de la pandemia y ahora que empezamos la temporada con ilusión, nos hacen esto. ¿No habéis tenido todo el invierno? También podrían haber empezado a tramitar todo antes. Pero ya está hecho y tendremos las molestias hasta junio y el próximo año más de lo mismo.

¿Cómo se lleva el día a día?

—La gente está molesta. Por la calle Atalaya pasa todo el que quiere ir a Andratx. En un minuto, circulan más de 20 coches por esa calle. Y hacia Palma, tres cuartos de lo mismo por la calle Eucaliptus. Ni la calzada ni los vecinos están preparados para recibir tantos coches. Los días de mercado en Andratx o Paguera, con vehículos pesados, se forman unos atascos tremendos. Esperemos que la apertura del carril hacia Andratx haga todo más fluido.

¿Qué errores ha habido?

—El mayor de los errores ha sido empezar en marzo, cuando comienza la temporada. Los hoteleros están que trinan. De haberlo sabido, habrían abierto más tarde. Hemos hecho un comité de seguimiento. Son muy amables y nos dan todas las explicaciones, que luego se cumplan unas cosas u otras...

¿Cuándo lo supieron?

—Nos avisaron diez días antes de empezar las obras. La explicación es que ellos mismos –por el Consell– se habían enterado en esa fecha, cuando obtuvieron los permisos. Ya me dirás. Enterarnos con tan poca antelación fue un palo grande.

¿Les ha recordado a la gestión de la ITV móvil que consiguieron evitar?

—No, tengo que decir que es una cosa completamente diferente. Con la ITV, dijimos «¿qué locura es ésta?». Ahí sí que me puse un poco fuerte, apoyada por todos los vecinos, porque era una zona residencial. Pero estoy muy contenta. Agradezco mucho al alcalde que tomara cartas en el asunto y que se eligiera otra ubicación.

¿Cuáles son los principales problemas que tiene Peguera?

—Nos sentimos como la Cenicienta. Está bastante dejado de la mano del Ajuntament. Las infraestructuras de Paguera están muy obsoletas. Muchísimas aceras están levantadas y no dan buena imagen. Antes era un sitio privilegiado. Teníamos a los mejores turistas de la zona. Ahora hay calles llenas de baches, con alcantarillas que se hunden... Está bastante mal.

¿Qué le piden al Ajuntament?

—Le pedimos que no nos dejen como los últimos de la fila. Tenemos de todo: una piscina, un polideportivo, centros de todo tipo... Que se cuide, que se cuiden un poco más de mejorar la imagen de Paguera.

¿Existe un problema de vivienda?

—Sí, de viviendas de protección oficial no hay nada previsto. Los alquileres son carísimos y no hay oferta. Los precios de la nueva urbanización junto a la gasolinera están por las nubes, no hay quién los adquiera. Hay un gran problema, tanto para los jóvenes como para matrimonios. No pueden pagar mil y pico euros de alquiler al mes porque no los ganan. Es penoso. Al final se ven obligados a irse a otra zona o a casa de los padres.

¿Cómo afronta Peguera una nueva temporada turística?

—Han abierto muchísimos hoteles y otros están a punto. Esperemos que la guerra no afecte a la temporada. Las obras del túnel también influirán.

Los vecinos necesitan una buena temporada.

—Como el que espera el maná del cielo. Han sido dos años muy duros, sobre todo para los comerciantes. Como creyente, yo invoco a todos los santos del cielo. Espero que con ayuda y buena disposición de todos, sin trabas, haya una buena temporada.