El concejal de Benestar Social, Miquel Estelrich, con una de las trabajadoras sociales del Ajuntament de Santa Margalida, a finales de 2020, cuando la crisis de la COVID-19 desbordó las necesidades del banco de alimentos local. La situación se repite. | Lola Olmo

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Los servicios sociales del Ajuntament de Santa Margalida se han visto desbordados por la necesidad de atención que se ha producido en Can Picafort estas últimas semanas. A los usuarios habituales se han sumado casi un centenar de personas procedentes de Ucrania que han sido acogidas por familias del municipio, las cuales les ofrecen alojamiento, mientras que los servicios sociales tratan de cubrir sus necesidades de atención, alimentos y acompañamiento, en especial para los menores. Can Picafort es uno de los núcleos de Mallorca donde la acogida de personas que huyen de la guerra han encontrado refugio, debido a que ya tenían algún vínculo laboral con empresarios de la hostelería y restauración.

Es el caso de una pareja que regenta un bar y que han acogido a 13 personas, esposas, hijos y otros familiares de dos hombres empleados ucranianos que este año no se podrán incorporar a hacer la temporada. Pero no son los únicos. «Calculamos que a final de marzo, serán un centenar las personas de Ucrania acogidas en Can Picafort y a las que prestamos apoyo aportando alimentos, asistencia social y acompañamiento a cargo de las educadoras para los niños y niñas, que han sido escolarizados en el CEIP Voramar» apunta el concejal de Benestar Social, Miquel Estelrich. Esta situación no es nueva para el concejal de Santa Margalida. A finales de 2020, debido a la crisis económica que afectó a muchas familias del núcleo, pues muchas se quedaron sin trabajo ni ingresos con el cierre de la hostelería y restauración por la COVID–19.

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Entonces el Ajuntament tuvo que destinar cien mil euros a la compra de alimentos y productos básicos porque el Banco de Alimentos local no alcanzaba para todas las peticiones, con dos mil personas a las que suministraron alimentos. Este año han presupuestado otros cien mil euros.

Según el concejal, «la situación se había suavizado con la recuperación del turismo, pero desde que estalló la guerra de Ucrania, estamos otra vez con la demanda disparada». Estelrich lamenta que «no tenemos ningún tipo de apoyo ni del Gobierno central ni del Govern, ningún organismo público nos ha ofrecido ayuda ni instrucción alguna», asegura el edil. De hecho, el propio Miquel Estelrich ya ha remitido una carta al Gobierno de España expresando su desamparo.