Usos no permitidos. No todo está permitido en la montaña. En el Paraje Natural está prohibida la destrucción de rocas, la modificación de taludes, la alteración de cuevas, el tránsito rodado campo a través (con excepción del necesario para tareas agrícolas) y el acceso a zonas de exclusión sin autorización. | Redacción Part Forana

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La pandemia está pasando factura a los espacios naturales más sensibles de Mallorca y muy especialmente a la Serra de Tramuntana. Los problemas de masificación se dispararon especialmente en 2021 y eso ha provocado que crezca también el número de expedientes de infracción que los agentes de Medi Ambient han abierto a excursionistas y empresas por incumplir los planes de ordenación vigentes. Cada vez son más los que invaden las llamadas zonas de exclusión de la Serra en las que solo se permite el uso científico.

Aunque la reapertura de los centros comerciales y otras alternativas de ocio como los cines, han reducido la presión humana en Tramuntana este invierno, algunas malas prácticas (principalmente los botellones nocturnos) se mantienen en el tiempo.

29 causas abiertas

Fuentes de la Conselleria de Medi Ambient confirman que en todo el año 2019 se abrieron dos expedientes de infracción en Mallorca, los dos dentro del Paraje Natural de la Serra de Tramuntana. La cifra se duplicó en 2020 con la apertura de cuatro expedientes de infracción medioambiental. El año pasado se registró el pico máximo con un total de 29 expedientes de infracción abiertos en la Isla, 16 de ellos en la Serra de Tramuntana y 16 en el Parc Natural de s’Albufera.

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Han pasado más de 10 años desde la declaración de la Serra de Tramuntana como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y a día de hoy aún no existe un registro de datos preciso que ayude a cifrar la presión humana que padece.

Los problemas de masificación llegaron antes de estallar la pandemia, pero las restricciones sanitarias en interiores y el cierre durante meses de otras alternativas de ocio provocó un boom sin precedentes de personas no habituadas a la montaña que subían a la Serra en 2021.

De nada han servido las peticiones de ayuda que lanzaron los alcaldes. Solicitaban que se aprobara un protocolo de seguridad y controles de aforo (dotado de personal de vigilancia) similar a los de las playas en temporada de baño, pero el único protocolo aprobado es para los días de nieve. Especialmente beligerantes fueron los alcaldes de Alaró, Selva, Sóller y Escorca, que vivían cada semana un caos en las vías de acceso a las rutas excursionistas más demandadas. El alcalde de Alaró, Llorenç Perelló, llegó a contratar seguridad privada para controlar el acceso al castillo.

Punto de vista
Joan Socies

Un ‘téntol’ nada bueno

Joan Socies

Tras las primeras semanas de pandemia se escuchó hablar del reset, el téntol, que hizo el planeta tierra y los beneficios que ello supondría para el medio ambiente. Además se añadió la idea que el ser humano tenía una oportunidad para cambiar su manera de vivir, de actuar. Todo aquello ha quedado en agua de borrajas. Tras el confinamiento fue precisamente la naturaleza la que más padeció la acción antrópica y buena muestra de ello es el aumento de sanciones.