A pesar de que los agricultores disponen de sistemas informatizados que activan el riego para evitar las heladas cuando bajan las temperaturas, han sido largas noches de vigilancia. El alcalde de sa Pobla, Llorenç Gelabert, visitó el pasado viernes por la noche a los payeses para mostrar su apoyo. | Redacción Part Forana

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Los agricultores poblers que se dedican a la patata han pasado quince noches en vilo por las persistentes heladas que han afectado a sus cultivos. La puesta en marcha del riego y la vigilancia continua han evitado que se hayan producido incidencias graves, aunque los costes eléctricos e hidráulicos han sido elevados. La noche del 17 al 18 de enero marcó el inicio de este periodo de noches heladas en las que el termómetro llego a indicar el grado negativo. Los sistemas informatizados activan el riego automático cuando se alcanzan estas temperaturas con el objetivo de crear una película de hielo en las hojas y proteger de esta forma las plantas.

El gerente de Mateu Export, Joan Mateu, lleva ya unas cuantas temporadas advirtiendo de los efectos del cambio climático en los patatales. Ya al inicio de la campaña de exportación de 2020, Mateu explicaba que «el cambio climático, que es imparable, nos obligará a adaptarnos en muchos sentidos». Aún así, reconoce que estos periodos de heladas continuas «se dan de forma cíclica». Desde Esplet SA, su gerente Joan Company, relata que «una de las consecuencias que conllevará esta helada es el retraso en el crecimiento de la planta». Los patatales necesitan calor y «en el mes de noviembre ya tuvimos incidencias a las que añadir a las heladas de estos últimos días, por lo que trabajamos en un escenario en el que habrá retrasos en el crecimiento».

Esta circunstancia no supondrá un aplazamiento del inicio de la campaña de recolección y exportación, «pues tenemos que cumplir con las exigencias y los compromisos que tenemos con nuestros clientes», concluye Joan Company. El alcalde de sa Pobla, Llorenç Gelabert, visitó a los payeses en la noche del pasado viernes para darles su apoyo y conocer cómo vivían esta situación. Gelabert destaca que «aunque es cierto que gracias al riego se han evitado muchos problemas, no hay que olvidar que ha supuesto un gasto extra de agua y, sobre todo, de electricidad». Después de tres noches con temperaturas bajas, pero sin peligro de heladas, los agricultores han desactivado la alerta. En los campos de sa Pobla crecen ahora las plantaciones de patatas que se recolectarán en unas semanas para dar inicio a la campaña de exportación del tubérculo hacia Reino Unido y países escandinavos.