La lana de oveja se ha convertido en un problema ante la caída de la demanda en el mercado mundial. | ARCHIVO

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Mallorca y Menorca unirán sinergías para buscar salidas a la lana resultante del esquileo de las ovejas que permitan revalorizar este producto mediante nuevos usos en la artesanía. El trabajo conjunto se articulará a través de Mallorca Rural y la Associació Leader Illa de Menorca, dos grupos de acción local (GAL) integrados por los respectivos Consells, cooperativas agrícolas y ayuntamientos de cada isla, además de productores y representantes del sector privado. Ambas entidades colaborarán en proyectos de investigación sobre posibles usos de la lana, enfocados especialmente en la artesanía, de modo que se pueda beneficiar también el sector de la manufactura. En este sentido, Menorca tiene proyectos de exploración de nuevos usos más avanzados. Por este motivo, Mallorca Rural cooperará con sus recursos para que el resultado de la investigación tenga un mayor alcance.

La lana, un problema

La lana de oveja actualmente no tiene demanda y se debe tratar como un residuo animal que no se puede enterrar ni quemar. Esta normativa genera un problema al productor, porque no obtiene ningún beneficio por ella que compense los gastos del esquileo, y además tiene que hacerse cargo de su destrucción. El año pasado, la Conselleria d’Agricultura asumió el coste de la retirada por parte de un gestor autorizado, en colaboración con diversas cooperativas de Mallorca en las que los payeses podían depositar sus pacas de lana. Paralelamente, se iniciaron las acciones para tratar de aprovechar este residuo y convertirlo en un producto valioso. En este escenario, profesionales de la artesanía habían solicitado a Mallorca Rural que impulse estudios enfocados a encontrar nuevas aplicaciones de la lana en la confección de productos artesanales. Esta iniciativa se enmarca dentro de la voluntad compartida entre cooperativas y administraciones para resolver el problema que supone la lana. Hace décadas que su cotización cayó en picado, pero la situación se agravó en 2020, al no haber demanda en el mercado internacional .

Mallorca Rural está presidida por el conseller de Promoció Econòmica i Desenvolupament Rural del Consell, Jaume Alzamora, y forman parte de ella 36 ayuntamientos de Mallorca, el Govern a través de FOGAIBA, la Unión de Cooperativas Agrarias de Balears (UCABAL), la Asociación de Fincas de Agroturismo de Mallorca, PIMEM, la Associació de Varietats Locals, la asociación de productores ecológicos APAEMA y Unió de Pagesos de Mallorca, entre otros socios.