Poco antes de la pandemia, el Ajuntament renovó las barbacoas y el mobiliario. | Lola Olmo

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El área recreativa de Sa Comuna de Lloseta lleva casi dos años cerrada al público. El alcalde, Xema Muñoz, apunta que se tomó la decisión «para evitar que los jóvenes la utilicen para hacer botellón, algo que detectamos durante los meses que hubo más restricciones y no se podía ir a los bares». El cierre señalizado mediante un disco en la entrada principal, junto al colegio Es Puig, no hace distinciones de horario ni de tipo de usuarios.

Con la prohibición de usar sus mesas, bancos y barbacoas, también se deja fuera al público familiar que pudiera hacer un buen uso de ellos. Tampoco imposibilita e el acceso, pues el recinto no está vallado y solo dispone de una barrera de tipo párquing que solo evita el paso de vehículos.

Sa Comuna de Lloseta es una de las pocas áreas recreativas que no están gestionadas por la Conselleria de Medi Ambient a través del IBANAT, por deseo expreso del Ajuntament de Lloseta de tener autonomía sobre su gestión. En 2019, antes de la pandemia de Covid-19, ya estuvo cerrada para demoler las viejas «torradoras» que no cumplían la normativa y sustituirlas por otras de obra, más alejadas del arbolado. También se cambiaron las mesas y bancos rotos por el vandalismo, pero no se pueden usar.