Tomeu Salom ha dedicado su vida al mundo de la construcción. | P.F.

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El pasado viernes 19 de noviembre se presentó en Can Gelabert el último libro de Tomeu Salom Martí (Binissalem, 1934), titulado El creixement urbanístic de Binissalem entre els anys 20 y 80 del segle XX, que analiza la fisonomía y la sociedad del pueblo durante sus décadas de mayor transformación social y económica.

¿Cómo surgió la idea para escribir este libro?
— La idea surgió después de escribir mi primer volumen, Memòria de Cançons i Gloses. Aquel libro recogía los recuerdos de mi niñez en Binissalem y tuvo muy buena aceptación en el pueblo. Mucha gente me pidió entonces seguir indagando en mis recuerdos y plasmando aspectos de la población. Como mi profesión antes de jubilarme fue la de maestro de obra y conocía a mucha gente del pueblo, me decidí a escribir este libro sobre el desarrollo urbanístico en las fases de mayores cambios del siglo XX.

El proceso de recopilación de la información ha debido ser muy exhaustivo, ¿verdad?
— La investigación ha sido muy larga y profunda. He llegado a tener los datos incluso de todos los propietarios de las 40 casas de VPO que se construyeron junto al campo de fútbol en 1965. Se trata de Ses Cases Noves, un largo proyecto en el que llegaron a intervenir 5 alcaldes distintos desde el inicio del proyecto hasta la entrega de las llaves de las viviendas. Solo es una muestra de la gran cantidad de datos que he podido recopilar. El libro contiene información sobre los ocho grandes proyectos urbanísticos que se han desarrollado en el periodo, como los de la calle Pujol, la avenida del ferrocarril, es Clot d’en Vidal, es Rasquell, Can Moll, la Bassa o la Punta. Arranca con la reforma de la finca de Can Tous, de 1927, y termina con la de Rasquell, la más moderna, que perteneció a la esposa del escritor Llorenç Villalonga, Teresa Gelabert.

¿Como profesional del sector, ha sido protagonista de alguna de estas transformaciones?
— Si, participé muy activamente en la compra de Can Gelabert por parte del Ajuntament en 1981. Yo tenía relación profesional con los propietarios del edificio y por mediación del arquitecto Jaume Cerdà Guardiola supe que la querían vender. Adquirí entonces una opción de compra durante dos meses por diez millones de pesetas. En aquel tiempo era teniente de alcalde y decidí ceder la opción de compra al consistorio, con la condición de que el edificio se empleara para usos sociales o culturales. Y así se hizo.

¿Qué es la más curioso con lo que se ha encontrado durante el proceso de investigación?
— Sin duda lo más curioso es Can Seda Negra, una enorme casa con corral de 3.000 metros cuadrados. Tras su reforma solo quedaron los establos y actualmente en ellos se encuentra una tienda de ropa. La noria que había en el terreno aún sigue existiendo incluso. También es interesante la historia del proyecto de reforma de la rectoría, en 1959. Se realizó mediante una suscripción popular y la reforma resultante aún está en uso a día de hoy.

¿Cual es la principal conclusión a la que le ha llevado la redacción de este volumen?
— Principalmente la investigación ha puesto de manifiesto el crecimiento desmesurado que ha vivido Binissalem en las últimas décadas del siglo XX. Esto ha traído muchos problemas asociados, como por ejemplo de desarrollo de infraestructuras. No se puede olvidar que la población ha pasado en muy poco tiempo de 5.000 a casi 9.000 habitantes. La fisonomía del pueblo se ha transformado muchos también, ya que en los últimos tiempos se han construido muchas promociones no tradicionales, de aspecto totalmente distinto a las construcciones típicas del pueblo. A nivel personal, tendré la satisfacción de haber dado a conocer a todos mis vecinos cómo ha sido el crecimiento del pueblo en el siglo XX y esto es algo que me llena de gozo, ya que mucha gente desconoce hasta que punto se ha transformado.

¿Tiene ya algún proyecto en mente para su próximo libro?
— Tengo una nueva idea, que seguramente pondré en marcha en breve. Se trata de reflejar la vida política de Binissalem durante el siglo XX. Para ello aprovecharé mi experiencia en ese sentido. Como ya he mencionado, fui teniente de alcalde al inicio de los años 80, durante cuatro años y estuve también 4 años como regidor, así que tengo una amplia experiencia en la política municipal del pueblo. También podría escribir algo reflejando mi relación con el deporte, ya que fui presidente del club de fútbol y dediqué diez años de mi vida a este deporte. Son proyectos que seguramente verán la luz, aunque necesitaré la colaboración de Jaume Jiménez, que ya me ayudó muy activamente en la redacción de mi primer libro.