La bahía de Pollença tiene una especial relevancia ambiental y cuenta con importantes humedales, como l’Albufereta. | J. FURONES

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El próximo 7 de septiembre el Govern, el Ajuntament de Pollença, Costas, grupos de investigadores, conservacionistas y los principales agentes económicos y sociales de Pollença se reunirán por primera vez en una mesa de trabajo para analizar el impacto ambiental que padece la bahía como consecuencia de los fondeos ilegales y los vertidos incontrolados al mar.

Se trata de un problema histórico que se ha agudizado con el paso de los años mientras las diferentes administraciones se culpan mutuamente. Cansados de esperar una solución que no llega un grupo de vecinos del Moll constituyó hace ahora un año la Associació per a la Defensa del Port de Pollença (ASDEPP) que creó una caja de resistencia para sufragar análisis periódicos de muestras de agua de mar.

Los resultados (que el Ajuntament pone en cuestión porque no existe una cadena oficial de custodia) son demoledores.

Pese a su desconfianza sobre las muestras recogidas por la ASDEEPP, el Ajuntament de Pollença aceptó encargar un estudio al Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) para analizar la salud de la bahía. Este último invierno ha realizado campañas de concienciación, arreglado los pozos de registro y aumentado el control en las salidas de fecales, pero sigue habiendo signos de contaminación.

El alcalde, Tomeu Cifre, mira ahora al Govern y asegura que los puntos de contaminación «han dado más en la salida de la depuradora y en la salida de Ports». Medi Ambient no ha tardado en reaccionar. La Conselleria anunció ayer la creación de la mesa de trabajo «con el objetivo de poder determinar, entre otros asuntos, de donde provienen los vertidos, quién es el responsable y poder solucionar un problema que hace años que se repite.
«De acuerdo con la información con la que se cuenta hasta ahora, se constata que los vertidos son difusos, puntuales y de origen incierto, por lo que el trabajo es largo y difícil», dice.

La Agencia Balear de l’Aigua (Abaqua) asegura que ha «sellado completamente» el emisario que estaba conectado a la estación de bombeo de aguas sucias retirada en 2016 descartando filtraciones mediante el uso de fluoresceina y cámaras.