El derribo de parte del colegio afecta a la entrada y salida de servicios, la cocina, el comedor y la biblioteca.

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Los vecinos de la urbanización Puigderrós, en Llucmajor, lamentan que sus peticiones de habilitar una zona deportiva «abierta y gratis» junto al polémico colegio de la zona «siempre han sido inasumibles por parte del Ajuntament».

Los afectados de la zona insisten en que el Consistorio quiere construir en la zona deportiva un pabellón o pistas de tenis o una piscina o una pista de fútbol 7 con sus instalaciones. Justamente, estas instalaciones (que no se han detallado) son las que han hecho saltar las alarmas a los vecinos que temen que el Consistorio quiera construir «otro monstruo en la zona». De hecho, recuerdan que el Ajuntament ya proyectó un campo de fútbol 7 similar en la zona de Sa Torre pero fue desestimado por la oposición de los vecinos. Los afectados de Puigderrós tampoco quieren esta infraestructura.

La falta de acuerdo entre las partes ha provocado que el Tribunal Superior de Justicia de Balears haya resuelto que el derribo de parte del colegio de Puigderrós (que es ilegal) se tenga que ejecutar. Cabe recordar que hace un año el juez abrió un plazo de negociación entre vecinos y Ajuntament para evitar este final.

Los vecinos denunciantes de la irregularidad urbanística del centro educativo (todas las sentencias les dan la razón) y señalan que han trabajado para evitar el derribo. Recuerdan que se llegó a un acuerdo con el Ajuntament sobre las acciones que se deben llevar a cabo en la zona docente. «Propusimos que se creara una zona de aparcamiento para unos 150 vehículos y reducir el impacto del colegio con vegetación para que quedara más integrado en el entorno. Todas estas propuestas fueron aceptadas por el Ajuntament pero las desavenencias llegaron cuando hablamos del terreno deportivo», según palabras de los vecinos, que añaden que «solicitamos un parque infantil y cualquiera otro tipo de actividad siempre que fuera en un recinto abierto, gratis e integrada en el entorno, pero estas peticiones siempre han sido rechazadas porque el Ajuntament dice que exceden sus intereses».

La batalla judicial y de negociación entre vecinos de Puigderrós y Ajuntament de Llucmajor empezaron hace 11 años. La falta de acuerdo entre las partes provoca que se tenga que derribar parte del colegio.