Imagen de una camioneta usada para hacer contrabando.

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Rafel Trias (Pollença, 1961) desgrana en su primer libro titulado El contraban i L’Estraperlo de la Postguerra. Pollença 1939-1965 (que acaba de publicar Gall Editor) los secretos de una forma de vida clandestina que nació como un modo de supervivencia tras la Guerra Civil. «Era la respuesta a un sistema de racionamiento basado en la autarquía y el intervencionismo que hizo surgir rápidamente el mercado negro de productos básicos», dice Trias.

Santanyí ha pasado a la memoria colectiva como el pueblo de contrabandistas por antonomasia, pero el autor (cuya familia se dedicó también al estraperlo) ha recogido durante los últimos 20 años los testimonios de hasta 54 personas (la mayoría de ellas ahora ya fallecidas) que participaron directamente de esta actividad en su pueblo natal.

Las entrevistas, junto con la documentación que ha rescatado del Archivo General de la Administración y el Archivo General de Hacienda, ayudan a dar luz a una forma de vida que sus protagonistas silenciaron durante años a sabiendas de que sobrevivían al margen de la ley.

Testimonio oral del estraperlo y el contrabando
Portada del libro 'El contraban i L’Estraperlo de la Postguerra. Pollença 1939-1965'.

«Las narraciones no te dejan indiferente, te enganchan desde su inicio pero también dejan la sensación de estar leyendo un diario de memorias al que aún le faltan muchas hojas por escribir. Porque estos testimonios orales, parecen aún sometidos a una especie de amnesia voluntaria o pacto de silencio de sus protagonistas, especialmente cuando han tenido que hablar de aspectos que en su momento podrían ser comprometedores para los jefes de las compañías en las que trabajaban», dice el historiador local Pere Salas.

El germen de la obra surge en el IX Curs d’Historia de Pollença cuando precisamente Pere Salas pidió a Trias que realizara una ponencia. «Empecé a investigar y a hacer las entrevistas con la ayuda de Tomàs Galindo. Nos encontramos con la dificultad de encontrar documentación de la época, porque los que practicaban las actividades clandestinas la destruían y finalmente viajé a Madrid hasta dar con todos los procesos completos de confiscaciones en Balears», dice el autor.