Protagonistas. A falta de simulacro (se colocaron maniquíes vestidos de moros y cristianos) los o tros protagonistas de la fiesta ganaron visibilidad ayer: la banda municipal, los Cossiers, la dama y los premiados con las Distinciones de la Patrona.

TW
3

«Hace 365 días estábamos aquí mismo, convencidos de que vivíamos una situación totalmente excepcional y que no la volveríamos a repetir nunca más. Estimados vecinos, no ha sido así... La situación es la que es, no la podemos cambiar, pero es la Patrona y no podemos caer en el desánimo, El orgullo pollencí ha de aflorar. Es el último año que a estas horas estoy aquí en lugar de en mitad del combate. Nadie nos quitará la ilusión de soñar con volver a disfrutar de unas fiestas plenas». Con estas palabras el alcalde de Pollença, Tomeu Cifre, hablaba ayer a sus paisanos en el acto institucional de la Patrona en el que se entregaron las distinciones 2021 a la marca Me de Pollença, a las hermanas misioneras de los Sagrados Corazones y al profesor de Educación Física Joan Forcades.

El acto ponía el broche oficial al día de la Patrona con los bares con las persianas bajadas desde primera hora de la tarde para reducir riesgos. La Patrona 2021 no ha sido la Patrona prepandémica, pero recupera parte de las reminiscencias que la COVID-19 ‘robó’ a los pollencins.

La fiesta arrancó con el toque de la Alborada por las calles del municipio, a manos de la banda municipal de música como manda la tradición. Lo hizo una hora más tarde de lo que es costumbre (a las 6) debido a la prohibición de las reuniones entre no convivientes entre la 1 y las 6 horas.

Por segundo año consecutivo no hubo el tradicional simulacro de la batalla entre moros y cristianos (imposible mantener las distancias en un cuerpo a cuerpo como este), pero a la altura de la Font del gall, donde tradicionalmente se encuentran por primera vez Joan Mas con el corsario Dragut y sus tropas, maniquíes vestidos con los trajes tradicionales de ambos bandos dejaban una reminiscencia de lo que la fiesta fue y será.

Los que sí volvieron ayer, con toda su plenitud, fueron los Cossiers y la dama, cuyos bailes se suspendieron en 2020. Bailaron durante la ofrenda, en el Claustre de Sant Domingo, en la Plaça Vella, en el Ajuntament y en la puerta de la casa de la dama Aina Lorente, aunque no hubo refrigerios. Tanto los bailes como el oficio tuvieron aforo limitado.