El capellán bendice cada uno de los vehículos que pasan. | Gori Vicens

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A pesar de las restricciones sanitarias por la COVID, en Felanitx han sido fieles a la tradición de bendecir los vehículos por la festividad de Sant Cristòfol, patrón de los conductores. Como se viene celebrando ininterrumpidamente desde hace 70 años (empezaron en el año 1952) bajo la organización de la Creuada del Amor Diví, el sábado por la tarde se celebró una misa en la iglesia de Sant Alfons en memoria de todos los fallecidos por accidente de tráfico. Posteriormente, en la plaça Peralada se concentraron numerosos vehículos, entre motocicletas, coches y camiones, aunque menos que en ediciones anteriores, que suelen ser más de 300.

El capellán Antoni Bonet bendijo uno a uno los vehículos a su paso. Este año, debido a la COVID no se entregaron los banderines característicos que se bendicen en la misa y que se colocan dentro de los coches para protegerlos de los accidentes.

Según consta, Felanitx fue la primera localidad mallorquina donde se celebraron estas beneïdes, que con los años se extendieron a otras localidades como Sant Joana.

La historia

En los años 50, en el colegio Sant Alfons estudiaban niños de por toda la comarca y los había de pensionistas, entre ellos algunos de Sant Joan, que unos años después trasladaron esta celebración a su localidad, y posteriomente, también se ha ido extendiendo a otras poblaciones.

Durante estos 70 años, el tipo de vehículos ha evolucionado. A sus inicios, eran carros y carruajes y muy pocos coches los que desfilaban por la estrecha calle Hospici, frente a la iglesia y colegio de Sant Alfons, donde los bendecían.