Las lanzaderas solo cargaron pasajeros cuando un operario impidió el acceso de más turistas a la península. | Elena Ballestero

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Eran las diez en punto de la mañana, hora en la que este maretes entraba en vigor la restricción que impide circular por toda la carretera de Formentor entre las 10 y las 19 horas a los vehículos privados a motor (excepto los autorizados) y, ante la ausencia de informadores de Mobilitat, centenares de conductores seguían adentrándose en la península sin ningún tipo de miramiento. Mientras, los buses lanzaderas que Transports de les Illes Balears (TIB) ha habilitado como alternativa sostenible al coche realizaban el trayecto completamente vacíos. Quien sí hizo el agosto fue la Dirección General de Tráfico (DGT) que notificará multas acumulables de 80 a 200 euros a los infractores.

Y es que mientras el informador de Mobilitat aguardaba a la sombra en el inicio de la carretera de la playa al faro, en el Port de Pollença el lector de matrículas de la DGT no paraba. Un cartel recién instalado advertía al inicio del tramo de las nuevas limitaciones mientras varios operarios del Consell trataban de hacer funcionar (en pruebas) un luminoso más visible.

De nada sirvieron las señas que los periodistas que estábamos por la zona hacíamos a los turistas, recién llegados en sus flamantes coches de alquiler. Ya pasadas las once de la mañana y previo aviso del caos que se vivía en la zona, el Consell ordenó a uno de sus operarios que informara de las restricciones también en el inicio de la carretera en el Port de Pollença.

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Al caos absoluto le siguió entonces el Caos 2.0 y es que el operario –que no informador– se limitó a partir de ese momento a avisar a todos los conductores de que no podían cruzar la carretera. Ello a pesar de que la DGT había acordado con el Consell y el Ajuntament que las personas que consumieran en el quiosco del mirador del Colomer, en alguno de los bares o que utilizaran los aparcamientos de la playa, podrían justificar su acceso al tramo restringido entre el Port y la playa adjuntando una foto legible del tíquet y su matrícula al correo formentor@dgt.es en un plazo máximo de tres días hábiles después de realizar la excursión.

Si la omisión de esta información en la web formentor.conselldemallorca.cat habilitada por el Consell ha sido o no intencionada es una cuestión que ha quedado sin respuesta. El hecho es que cuando el Consell envió a su operario al Port este siguió omitiendo este detalle, algo nada desdeñable por cierto para los negocios de la zona. Miquel À. Cabrer, propietario del quiosco del mirador del Colomer, se encontró de golpe con que el flujo de turistas en la zona desaparecía en un visto y no visto pasadas las 11h. Se desplazó en persona hasta el acceso a la carretera para contemplar estupefacto que el operario no dejaba pasar a ningún coche. Él mismo imprimió una hoja con las instrucciones de la DGT que el ‘informador’ del Consell comenzó a mostrar a los visitantes a los que sin embargo seguía impidiendo el paso. «No english», decía ante sus caras de estupor.

Ya al mediodía el Consell acabó rectificando e incluyendo las instrucciones para obtener los justificantes por consumición en la web y en su tríptico.

Hasta ayer la DGT había concedido 248 autorizaciones para circular entre la playa y el faro, y 214 autorizaciones entre el Port y la playa.