Los gigantes de piedra de Joan Bennàssar observan e interactúan con la presencia urbana y humana desde la escalinata de la iglesia.

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Camí de Lluc. Refugis d’amor i oferiment abre camino a la convivencia en un acto de resistencia a la soledad en tiempos difíciles. El artista Joan Bennàssar inauguró este domingo en la escalinata de la iglesia parroquial de Selva la segunda parada de su instalación, que arranca en Inca, atraviesa Selva y Caimari y concluirá en el santuario de Lluc.

La instalación se completará el próximo domingo en Lluc con una selección muy personal, que combinará escultura (con sus grandes gigantes de piedra en los exteriores) y pintura en los pasillos principales del santuario.

Este domingo, a la inauguración, asistieron los alcaldes de Pollença, Inca, Selva, Escorca y el prior del Santuari de Lluc (Tomeu Cifre, Virgilio Moreno, Joan Rotger, Antoni Solivellas y Marià Gastalver, respectivamente).

Rotger destacó la idea que transmite Bennàssar de que «vivir es convivir». «Lanza este mensaje abriendo camino en una época en la que la soledad nos ha ahogado», dijo.
Las esculturas de Bennàssar estarán en Selva al menos medio año aunque el artista advierte de que esta es una instalación viva que puede experimentar cambios incorporando nuevas obras –por ejemplo, lo hará en Inca en el centro de sa Quartera– o trasladando otras.

El martes a las 20.00 horas, Bennàssar participará en la mesa redonda La función social del arte en Sant Domingo (Inca) junto a Maria Esperança Ramis, Joana Valls y Silvia Prió en el marco del Incart.

Gastalver destacó «la importancia que cobra en tiempos de conflicto esta instalación itinerante que abre camino a la convivencia y a la tolerancia uniendo naturaleza y cultura».