La reparación de las grietas de las paredes ha sido laboriosa.

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El Ajuntament de Selva ha invertido aproximadamente 35.000 euros en rehabilitar la llamada Esglèsia Nova de Biniamar, que comenzó a construirse bajo el ‘mecenazgo’ de Antoni Maura cuando este presidía el Consejo de Ministros del rey Alfonso XIII. El templo de estilo neogótico nunca se llegó a acabar.

Sobre el papel se trata de un bien eclesiástico, pero el Bisbat tiene cedido su uso al Ajuntament de Selva que lo utiliza históricamente para usos socioculturales y deportivos. Allí tiene su sede, entre otras, la asociación de vecinos de la pedanía.

El alcalde de Selva, Joan Rotger, explica que las obras de rehabilitación han seguido tres ejes principales, de una parte, la reconstrucción de un muro de contención de mampostería en la parte del ábside; de otra, la reparación de las grietas que habían aparecido en las paredes y en tercer lugar, la creación de un nuevo acceso adaptado a personas con movilidad reducida.

En una segunda fase, la brigada municipal intervendrá para adecuar los espacios exteriores ajardinados.

Foco de curiosos

Los selvatgins disfrutan contando la historia de un templo que ha sido, desde que se colocó la primera piedra en 1910, un atractivo para curiosos y excursionistas y, a la vez, un lugar imprescindible para fer poble en Biniamar.

«La iglesia la comenzó a construir Antoni Maura cuando era ministro porque por lo visto tenía un primo vicario en Biniamar. Mandaba el dinero para hacer las obras y cuando dejó de ser ministro dejó de llegar el dinero y se quedó así», recuerda el alcalde Joan Rotger.

La historia de esta obra faraónica para una pedanía que hoy apenas tiene 300 habitantes, se enriquece con el paso de los años y la memoria colectiva. Hay quien cuenta que la nodriza de Antoni Maura (dida)) también era de Biniamar y de ahí el interés del político por conseguir financiación.

El diseño de la iglesia es obra del arquitecto Guillem Reynés y el solar fue cedido por unos particulares para hacer posible el proyecto. La primera piedra se colocó el 25 de septiembre de 1910. Previamente Antoni Maura había conseguido una aportación de 100.000 pesetas de la época, cantidad más que suficiente para emprender los trabajos y levantar los muros. Pocos años después, cuando se trabajaba en cubrir la nave central se agotaron las 100.000 pesetas y con Maura ya fuera del gobierno, no llegaron más.