Luís Nuñez, jefe de servicio de Sanitat Forestal muestra los daños que causa el insecto.

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La llegada del butano supuso a finales de los años 50 y principios de los 60 la extinción del viejo oficio de los carboneros y, en consecuencia, la eliminación del único depredador (el humano) del gran capicornio de la encina (banyarriquer) en Mallorca.

Sesenta años después el coleóptero (protegido a nivel europeo) se ha convertido en una plaga que amenaza la supervivencia de los bosques insulares de encinas.

Plan Piloto

El Govern inicia ahora (tras convencer en 2016 a Europa de rebajar la protección del insecto en la Isla) un plan piloto para frenar su expansión, recuperar y conservar así los encinares de las fincas públicas. Espera que los propietarios de fincas privadas sigan su ejemplo.

El plan piloto comienza en Gabellí Petit (Campanet), la finca en la que brotan las Ufanes. Desde allí se extenderá a otras fincas que se consideran ‘puntos calientes’ como Son Moragues, Menut o el Puig de Santuïri.

En Mallorca hay 21.000 hectáreas de encinas, 2.200 de ellas están en fincas públicas. Tres son los ejes del programa que arranca ahora. El primero, la protección de las encinas jóvenes que las cabras acostumbran a devorar. El segundo, la instalación de trampas para capturar al insecto antes de que ponga los huevos (entre el 15 de mayo y el 1 de julio) y el tercero, la reducción de la población de cabra.

De momento se instalarán 639 trampas en Gabellí Petit (50 por hectárea), una cifra esencial teniendo en cuenta que cada hembra es capaz de poner 200 huevos.