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A los pies del mar se erige una torre azotada por los vientos. Cuentan que cuando sopla de norte y noroeste, esto es a menudo, tiemblan hasta los cimientos. Por ello, por consejo del precavido farero, se buscó un nuevo emplazamiento para el faro, más elevado y resguardado, y se abandonó el primigenio. Ahora, más de 150 años después de su construcción, se hace oír una voz de alarma ante el preocupante estado de conservación del Far vell de sa Creu, en el Port de Sóller.

Quien lo ideó quizás no tuvo en cuenta lo suficiente la fuerza del bufador cercano, especialmente cuando los temporales de Nord se ciernen sobre este punto del litoral de la serra de Tramuntana, en Mallorca. En aquel entonces el responsable del lugar debía trasladar por miedo a toda la familia a una construcción cercana, según relata Fars de Balears.

Más o menos conocido entre los aficionados al mundo del mar en Mallorca y por la población local en general, el far vell persiste en nuestros días apuntalado, pese a los rigores invernales, y resulta un elemento pintoresco y patrimonial a preservar en el paisaje del dique natural que cierra la bocana del Port de Sóller.

En Ports de Balears ya han tomado cartas en el asunto. Y es que la Autoritat Portuària es la responsable de la restauración de este viejo faro. De hecho ya se ha redactado un proyecto de rehabilitación, que en estos momentos está pendiente de recibir informes sectoriales para ponerse en marcha, según apuntan fuentes de este organismo.

Cuando se cumplimente este paso saldrán a licitación las obras, que si todo sigue su curso se podrían empezar a principios de 2022. De momento, como se puede comprobar en la foto que acompaña esta información, se han llevado a cabo trabajos para estabilizar la estructura, muy dañada y en mal estado. En concreto se ha instalado un cable de acero y varios puntales para evitar que se desprendan cascotes. Esperemos que el viejo faro aguante, y para cuando los trámites administrativos hayan culminado todavía quede patrimonio del mar que preservar.