Úrsula Oliver fue durante más de dos décadas la presidenta del Club. | Neus López

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Inaugurado en 1984, el Club de Pensionistes i Jubilats de Llucmajor fue una de las entidades pioneras destinadas al ocio de los mayores. Ahora, 36 años después, la falta de relevo y la situación sanitaria han obligado a su cierre, a su desaparición.

Úrsula Oliver, la que fue durante más de dos décadas su presidenta, explica los motivos por el cual este emblemático y pionero Club ha decidido poner fin a una larga y fructífera trayectoria. Señala que «entre uno de sus mayores logros fue la creación de un coro propio llamado ‘La flor de l’avior’, entidad que se intentará mantener activa». Oliver (en la foto) añade que «se ha decidido cerrar el Club por la falta de relevo generacional que pueda llevar a cabo la gestión».

Hace unos años la entidad llegó a contar con 950 socios y se llevaban a cabo una gran cantidad de actividades gestionadas por su directiva. «En la actualidad con 105 socios con edades comprendidas entre 80 y 90 años es imposible. Se necesitan socios más jóvenes para llevar a cabo un trabajo que exige muchas horas y dedicación», explica.

Por otra parte, el cierre obligado el pasado 14 de marzo debido a la pandemia «ha acelerado una decisión que con el tiempo se hubiera tenido que tomar». Oliver explica que «el confinamiento ha sido un parón. Muchas personas mayores acostumbradas a tener una agenda con actividades diarias pasaron a ver como sus vidas quedaban reducidas a quedarse en casa sin poder salir. El resultado ha sido un envejecimiento prematuro y más rápido de estas personas», asegura.