Situada a 380 metros de altura la atalaya de Albercuix se construyó a finales del XVI o principios del XVII y fue un punto vital de vigilancia frente a la amenaza corsaria. El enclave, entonces estratégico para la defensa, es ahora clave para la observación de la migración de las aves. | Elena Ballestero

TW
8

La Comissió Insular de Patrimoni archivará previsiblemente este miércoles el proyecto impulsado por el Grup d’Observadors de Rapinyaires d’Albercuix (GORA) –en colaboración con Seo Birdlife– de construir una plataforma de 11 m2 en el acantilado de la torre de Albercuix (Pollença).

Los birdwatchers, que desde hace 18 años recogen datos de los vuelos migratorios de las aves entre Àfrica y Europa, alegan «motivos de seguridad» para justificar la construcción de la plataforma. La atalaya está protegida como Bien de Interés Cultural, aunque no se ha completado la delimitación de su entorno de protección.

Informe contrario

La ponencia técnica informó el 24 de noviembre en contra de la propuesta remitida por Medi Ambient y que ya tiene el visto bueno de Paratge Natural. Patrimoni había mostrado sus reticencias desde que se registró el proyecto la pasada primavera. Avisó de que solo permitiría utilizar materiales reversibles, pero en ningún caso el uso de cemento u hormigón como planteaba la propuesta inicial.

Pese a las advertencias previas, la directora insular de Patrimoni, Kika Coll, confirmó que finalmente la propuesta remitida por Medi Ambient «es la misma» por lo que hoy se prevé que la Comissió Insular de Patrimoni apruebe formalmente por unanimidad el informe contrario de sus técnicos. Es decir: «denegar el proyecto presentado con independencia de si se ajusta o no a las normas dictadas en materia urbanística».

Durante 18 años los miembros de GORA han plantado directamente los trípodes de sus cámaras y monoculares sobre la roca, pero la agrupación ha ido creciendo y hoy se juntan más de 20 personas. Su presidente, Lalo Ventoso, explicó al presentar el proyecto que «se han producido varias caídas».

La atalaya de Albercuix es un lugar óptimo para el recuento de las aves que cruzan Mallorca en sus vuelos prenupciales de África a Europa. Sus datos, publicados periódicamente por el GOB, ayudan a medir el cambio climático. El proyecto de GORA plantea ampliar 11 metros cuadrados la explanada de cemento y piedra que ya bordea la torre. Descartan usar madera por su «mayor impacto visual y mayor coste» y porque «cuando las personas caminan sobre ella hace temblar los trípodes».