En el centro de Muro la mayoría de bares tienen terrazas, aunque muy pocas están cubiertas. | Lola Olmo

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En Lloseta y Muro los bares y restaurantes han asumido con resignación las nuevas restricciones impuestas a la restauración para tratar de frenar la propagación del coronavirus, ese allegado indeseado que lleva ya demasiados meses instalado en la vida de todos, como si de un cuñado gorrón se tratara. Unos se han adaptado ya desde el primer día, brindando sus terrazas a la clientela, pese a lo poco que invitan las temperaturas a sentarse al fresco. En Lloseta, las redes sociales acogían el mensaje de un bar que se despedía mientras esté prohibido abrir los interiores de los locales invitando a sus seguidores a un «tardeo con jamoncito» que nadie supo si era broma, dado que el municipio ha sumado 25 nuevos casos en una semana, hasta alcanzar los 42. Otros, como Ca na Mary o el Bar Bestard, han sido rápidos en reaccionar recuperando las fórmulas de la primavera, como la cocina para llevar o esto combinado con terraza en el caso de los primos Bestard - Cifre, que han decidido abrir desde primerísima hora como toda la vida, apelando a la confianza de los llosetins.

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En Muro, el ambiente este jueves estaba mucho más caldeado entre los bares, restaurantes y alguna panadería del centro, cuyos dueños reclinaron comentar el tema; el enfado era más que palpable. «Nos han metido a todos en el mismo saco, sin tener en cuenta si tenemos suficiente espacio interior para respetar las distancias». Entre la escasa clientela que se sentó ayer en las terrazas de la Plaça de s’Abeurador, muchos repetían que el motivo para estas restricciones es evitar «que vengan los poblers a merendar, porque hay mucha relación entre ambos pueblos». Lo cierto es que sa Pobla ha allanado el camino a los que vienen detrás. Este jueves, la concejal de Serveis Socials, Sanitat i Consum de Lloseta, Antònia Massanet, visitó la última jornada del cribado en sa Pobla. Luego, junto con otros concejales y personal de la Policía Local y Protección Civil, prepararon el pabellón deportivo municipal para que Salut le diera el visto bueno y poder comenzar cuanto antes. La elección de una instalación deportiva en la que muchos niños entrenan ha sido criticada por algunos vecinos, que apostaban por instalar carpas en el paseo del Cocó, mucho más céntrico. Por metros y ventilación no será, pero las autoridades sanitarias saben que el frío no invita a la participación. Está estudiado.

El Ajuntament de Muro también hizo este jueves los deberes. El alcalde, Toni Serra; la concejal de Salut, Serveis socials i Residència, Joana Maria Perelló, y el edil de la Brigada, Andreu Cantarellas, visitaron con personal de la Conselleria la nave en la que, este año, en lugar de confeccionarse las carrozas de la cabalgata de los Reyes Magos se harán las pruebas de antígenos a los murers mayores de 16 años. Esto supone un total de 6.451 personas y las pruebas podrían realizarse este mismo fin de semana. Así que el mercado de Navidad que se había organizado para el domingo para reanimar el comercio local, pende de un hilo. Otra idea que Muro tomará prestada de su pueblo vecino es contactar con el imán de la mezquita para animar al colectivo musulmán a hacerse las pruebas. En resumen, todo el mundo está cansado de la Covid-19, pero con moral para seguir combatiéndola.