El centro de Pollença tuvo una gran actividad. | Curro Viera

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La Fira de Pollença se ha celebrado este domingo con un programa marcado por las restricciones sanitarias. Muy alejada de su formato habitual, la feria ha tenido en los días previos un foco de polémica en torno a la organización de la tradicional Mostra d’Artesania.

Muchas voces contrarias a la celebración de este evento se levantaron en los últimos días en el pueblo, sobre todo a través de las redes sociales, recomendándose incluso el boicot de los vecinos. Sin embargo la situación distó mucho de ser problemática ayer.

Durante toda la mañana se registró un flujo constante de visitantes en la exposición. En ella se recogían creaciones de 20 artesanos de las más diversas técnicas y manufacturas. Sin embargo, el caos y las situaciones de riesgo no se dieron.

El aforo permaneció muy controlado en todo momento. Tanto el sentido de entrada como el de salida del recinto, la Església del Roser, estaban perfectamente señalados. A la entrada se había colocado el pertinente dispensador de gel hidroalcohólico. Unos pasos más allá una persona controlaba el aforo y pedía a todos los visitantes su nombre y número de teléfono y la permanencia en el recinto era breve y fluida. Sobre las 12:30 de la mañana y desde su apertura a las 10, habían visitado la Mostra alrededor de 100 personas.

Calles llenas

Un aspecto muy distinto ofrecían las calles del pueblo. Tanto la Plaça Major como las calles aledañas, especialmente la Via Pollentia, estaban bastante llenas de vecinos, tanto comprando fruta en alguno de los puestos, como paseando o tomando una consumición en alguna de las terrazas.

La situación en los últimos días de esta población con respecto a la pandemia ha preocupado a las autoridades sanitarias, que han pedido a sus vecinos extremar las precauciones. La incidencia calculada ha pasado en esta pasada semana de 290,56 casos por 100.000 a 484,26.