Algunos vecinos de Biniaraix se ven obligados a dirigir la circulación para evitar el colapso en los caminos. | Curro Viera

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El caos circulatorio en Biniaraix es una constante de los fines de semana y festivos. Los estrechos caminos que llevan al llogaret se llenan de coches que aparcan en los lugares más variopintos, sin importar que tengan línea amarilla.

La situación, que siempre ha sido complicada, se ha agravado en los últimos meses. La escasez de alternativas de ocio por las restricciones de la pandemia han provocado que muchas personas dediquen los días libres a practicar el senderismo. Toda la Serra de Tramuntana se ha visto afectada por esta saturación de personas, pero en algunos puntos como Biniaraix o Alaró la situación se ha vuelto extrema. Es así especialmente para los vecinos, que sufren en primera persona la saturación de coches en los estrechos caminos que llevan a la localidad.

Antoni Bestard es uno de ellos. Su finca Cas Patró Lau se encuentra en el camino del mismo nombre. Ayer pasó buena parte de la mañana organizando el caos que se forma a su puerta. Los coches que intentan salir del pueblo se encuentran de frente con vehículos que avanzan en dirección contraria. «Es un fallo del GPS. La gente usa el navegador para llegar a Biniaraix y se encuentran con que este les mete por una calle prohibida, que además está mal señalizada», afirmó mientras ayudaba a algunos vehículos a utilizar su camino particular para poder despejar la calle.

En este sentido, el regidor de Governació del Ajuntament de Sóller, Carlos Darder, señaló a este diario que tienen previsto ponerse en contacto con la empresa Google para comunicarles esta incidencia. Darder explicó también que la gestión de este conflictivo camino está compartida con Fornalutx, con quien coordinará una actuación conjunta.

Multas en Alaró

El camino del Castell d’Alaró se cerró este domingo a las 11.30 horas para paliar el atasco que se había formado por los coches que subían y bajaban. Los aparcamientos habilitados se encontraban saturados.

Como ya se había anunciado, el único agente de policía de servicio impuso cinco multas a coches mal aparcados en el recorrido. El alcalde Llorenç Perelló prevé contratar seguridad privada en el puente de la Constitución y solicitará ayuda a Protección Civil.