Con 15.200 metros cuadrados construidos y 8.815 de jardines, el Palau fue residencia de los condes de Aiamans y barones de Lloseta. En el siglo XX pasó a la familia March, que en 1975 lo vendió a la sociedad Lloseta SA. Hoy pertenece al grupo de inversión Oasis. | Lola Olmo

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La propiedad del Palau d’Aiamans ha solicitado al Ajuntament de Lloseta la expropiación del edificio y de los jardines que lo rodean, cumpliendo así el peor temor del Ajuntament de Lloseta, que podría ver sus finanzas severamente hipotecadas si finalmente se ve forzado a expropiar el conjunto. El pasado mes de marzo, justo antes de declararse el primer estado de alarma y el posterior confinamiento que ha mantenido a las administraciones centradas en la gestión de la crisis sanitaria, el grupo inversor Oasis presentó un requerimiento en el que da dos años al Ajuntament para dar ejecutar la expropiación.

En este escrito no se matiza el valor monetario de esta propiedad inmobiliaria, aunque fuentes municipales la estiman en unos 11 millones de euros, teniendo en cuenta que el grupo Oasis ha reclamado que el edificio señorial y los jardines son una sola propiedad indivisible. El Ajuntament de Lloseta tiene un presupuesto anual de unos siete millones de euros, por lo que sería totalmente inasumible.

Usos turísticos

«Los propietarios del Palau d’Aimans tienen derecho a pedir esta expropiación ante la imposibilidad de llevar adelante ningún proyecto por la protección que tiene el edificio; pero confiamos en que el Consell permita un uso turístico y pueda albergar actividades como un hotel de interior», explica el alcalde, Chema Muñoz.

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En el año 2018, el Consell de Mallorca ya rebajó la protección del palacio de Bien de Interés Cultural (BIC) a Bien Catalogado. De este modo se permite reformar los interiores conservando solo la fisonomía exterior. En marzo de 2019, el Ajuntament de Lloseta ya modificó sus normas para introducir el uso turístico en todo su centro histórico y en el núcleo de Aiamans, algo que no estaba permitido hasta entonces.

Con esta medida, el equipo de gobierno (PSOE+PI) confía en que la sociedad inversora pueda dar una viabilidad a este edificio señorial. Aún así, obtener el uso turístico no ataja el problema, pues la propiedad puede seguir reclamando la expropiación de este palacete que compró hace una década con el objetivo de albergar un restaurante de alto nivel, proyecto que finalmente se frustró. Desde entonces, el edificio permanece cerrado y degradándose. En muy contadas ocasiones se abren los jardines para usos públicos, como la llegada de los Reyes Magos hace unos años.

«Nada más llegar esta petición de la expropiación se declaró el estado de alarma y no ha sido posible reunirnos, pero hemos acordado hacerlo pronto con la propiedad y negociar una salida», explica el regidor Bartomeu Ripoll (PI).

Desde la oposición, la portavoz del PP, Xisca Ramis, señala que «ya lo advertimos en el pleno de septiembre, que podríamos vernos en una situación muy comprometida». El alcalde mantiene la esperanza de que el Palau acabe siendo de titularidad pública. «Podría comprarse con fondos de la ecotasa», apunta.