El regidor Joan Aznar en su despacho, en el Ajuntament de Felanitx. | Gori Vicens

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Joan Aznar Hernández (Felanitx, 1970) empezó su etapa política como concejal del PSOE del Ajuntament de Felanitx en junio de 2015 con el pacto Bloc, PSOE y Pi. En junio de 2019 se reeditó el pacto y continuó en el PSOE hasta el pasado 18 de septiembre que se dio de baja y pasó al Grupo Mixto sin dejar el acta de regidor ni las áreas que gestionaba. Su voto también ha sido clave para el nuevo acuerdo PP y Pi.

¿Fue difícil la decisión de abandonar el PSOE?
— Difícil porque es el partido que me dio la oportunidad de entrar en el Ajuntament para trabajar para el pueblo, que es lo que siempre he querido hacer. No he tenido otras aspiraciones. Durante la pasada legislatura el partido me ofreció liderar un cambio de cara a la candidatura de 2019 consideraban que el que tenían (Xisco Duarte) no había cumplido las espectativas, dije que sí porque me vinieron a buscar, no por ambición política. Finalmente el candidato fue Duarte.

Sus excompañeros del PSOE le acusan de tránsfuga. ¿Se siente tránsfuga?
— Si hablamos en términos políticos, una persona que ha hecho lo que yo he hecho, lo podría aceptar. Pero desde el primer momento dije que no había sido un problema político, ha sido de personas. Yo le puse nombre y apellidos en su momento (Xisco Duarte), y no me considero un tránsfuga. El partido que me dio la oportunidad de trabajar me cortaba el paso y yo no podía consentir más que se pusieran trabas a trabajar por Felanitx.

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Envió una carta a la prensa diciendo que levantaría alfombras...
— Lo que quise decir es que el partido me estaba culpabilizando de lo que había pasado y yo sabía que no era culpable. El partido lo sabe, otra cosa es que no lo diga públicamente. Por eso dije hasta aquí hemos llegado. Ninguno de los protagonistas ha salido a contradecir mis declaraciones. El hecho de levantar alfombras es decir deixau-me anar. No tengo intención de ir a por nadie.

¿Si en la primera legislatura el pacto funcionó, por qué no en esta segunda?
— Era un pacto continuista pero el confinamiento por la COVID nos paró muchos proyectos. Esto, añadido al conflicto entre personas que había, hacía imposible seguir trabajando cómodamente.

Ha participado en las negociaciones con el PP y el PI. ¿Será un buen pacto?
— Lo que va por encima de todo es hacer arrancar el pueblo. Antes, quedábamos 6 concejales que hubiera podido ir bien con un apoyo puntual. Al final son las personas las que quieren que funcione o no. Sólo había un partido -el PSOE- que no quería que funcionara y en ningún momento ha querido formar parte de las negociaciones. No han querido tomar decisiones internas.

¿Se siente cómodo con el PP de socio?
— Soy socialista. Aquí somos 9 personas con ganas de trabajar. Me dicen que soy la muleta del pacto, pero de izquierdas. En el momento de aplicar políticas, me haré escuchar. Tendremos debate, seguro. Si juntamos los programas de los partidos, en un pueblo, los proyectos son muy parecidos.