Cesc Busquets ha trabajado en agosto en el cementerio de Son Coletes. | Assumpta Bassa

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«Només trobam allò que cercam i només cercam allò que coneixem». Es una de las frases de Cesc Busquets (Olot, 1969), el arqueólogo coordinador del Pla de Fosses del Govern balear. Gracias a la perseverancia de muchas personas se ha podido abrir, en el mes de agosto, la fosa del cementerio de Son Coletes de Manacor. Busquets ha estado al frente de estos trabajos de exhumación. En un principio había pocas posibilidades de que se encontraran restos pero los resultados han marcado un antes y un después en la recuperación de la memoria histórica.

¿Cuál es el balance de la excavación en Son Coletes?
—Al final hemos encontrado tres zanjas de la Guerra Civil con 18 cuerpos de represaliados y represaliadas. En una de ellas encontramos dos mujeres cubiertas con cal viva. Una tenía unos 30 años y la otra unos 40. Una tenía zapatos de tacón y la otra llevaba un vestido. Por lo tanto, ni por edad ni por el modo de vestir podían ser ninguna de las cinco enfermeras. El resto de individuos eran hombres. En la tercera zanja han aparecido seis cuerpos de milicianos de Bayo. Uno pertenecía al ejército popular y era del destacamento de infantería ya que conserva insignias y otros objetos como botas militares. Ello nos confirma que en este cementerio están enterrados gente represaliada de Manacor y alrededores y gente del capitán Bayo, tal y como estaban de acuerdo los historiadores que aquí había enterrados una cincuentena de milicianos.

Una vez finalizado el trabajo de campo queda el de identificación...
—Sí, ahora se iniciarán los trabajos de estudio de estos 18 individuos.#Realizaremos un estudio antropológico completo de cada uno de ellos con lo que llegaremos a saber cuales eran sus características físicas, las tallas o si presentan lesiones perimortem. Analizaremos si tenían orificios de bala de fuego. Por ello hacemos una llamada a las familias y se establecerá un protocolo de identificación de ADN, tanto de los familiares com de los restos óseos.

Dados los resultados, ¿se espera que haya una continuidad?
—Se confirma por parte del Govern y del Ajuntament de Manacor que estos trabajos no se pararán. Habrá una segunda, una tercera o las fases que hagan falta ya que se ha demostrado que hay restos de represaliados de la Guerra Civil. Nuestra labor parece que tendrá continuidad.

Se ha demostrado que era muy importante la apertura de Son Coletes.
—Su importancia está en que era uno de los focos de la represión, de los asesinatos brutales. Era una fosa abierta. En otros lugares se había intentado esconder pero aquí la represión fue pública, se hacía a la luz del día. El historiador Antoni Tugores relataba que incluso venían taxis para ver como enterraban a la gente. Era necesaria su apertura para conocer más la historia. Hasta el momento teníamos los testimonios orales. Ahora por primera vez tenemos un espacio físico de memoria.

Usted siempre dice que todo lo que se consigue es gracias a un trabajo pluridisciplinar...
—Evidentemente, están implicados en todos estos trabajos historiadores, toda la memoria oral, cartógrafos, los equipos de arqueólogos, de antropología forense.. Todo es necesario para que pueden hacer hablar a los huesos. Los objetos también nos hablan de quienes fueron estas personas.

Su empresa ATICS tiene un largo recorrido en investigación y difusión del patrimonio.
—Debemos ser la empresa más antigua en el territorio español en este campo. Iniciamos nuestra andadura en 1993. Trabajamos en difusión del patrimonio y posteriormente nos especializamos en casos de memoria histórica. Llevamos 27 años realizando excavaciones que abrazan desde la palentología a la arqueología de la recuperación de la memoria histórica, desde una cueva hasta el ámbito urbano y desde las comarcas de Girona a las tierras del Ebro pasando per Catalunya central, los Pirineus de Lleida y las Illes Balears

¿Cual es su gran reto?
—Como empresa, como grupo investigador y como catalán, nuestro gran reto sería abrir la fosa de sa Coma. Sería un trabajo que tendría la implicación de dos comunidades autónomas para llegar a descubrir todo el intríngulis de lo que pasó y ayudar a reconstruir la historia. Como decíamos, para ello es necesario un gran equipo técnico y pluridisciplinar.

Trabajar en memoria histórica, estar en contacto con las familias ¿cómo le afecta?
—Nos queda siempre el consuelo de que técnicamente se ha hecho lo que se ha podido. Está la parte más fría y luego la parte más sentimental. Cuando actuamos en un lugar nos sumergimos completamente.