Pau Bujosa, presidente de la Cooperativa Malvasia de Banyalbufar, muestra los daños ocasionados en la finca de Son Nyoc. | Lola Olmo

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La cosecha de uva de la variedad 'malvasia', característica de los bancales de Banyalbufar, se ha visto severamente afectada por el devastador ‘cap de fibló’ que azotó el sábado el municipio y otros puntos de la Serra de Tramuntana.

Tras la tormenta, los agricultores han podido entrar sobre el terreno acompañados por los peritos para realizar una evaluación de los daños, que se prevén cuantiosos, puesto que la tormenta, además de tirar parte de la uva al suelo, arrancó postes, líneas de alambre e instalaciones de regadío de los viñedos.

Daños desiguales

Las tres bodegas del municipio han sufrido daños en sus viñedos, aunque de distinta consideración, pese a tratarse de pequeñas fincas de estrechos bancales situadas muy cerca unas de otras. El celler Son Vives es uno de los más afectados y su propietario, Toni Darder, da prácticamente por perdida la cosecha de este año. «El ‘cap de fibló’ entró por la franja entre Banyalbufar y Sa Torreta y afectó sobre todo a los viñedos situados en la parte más baja de la ladera, junto al mar; muchas vides han quedado peladas aunque se recuperarán con una poda, pero la tormenta se ha llevado el 90 por ciento de nuestra cosecha», lamenta.

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El Celler Can Picó, situado a poca distancia, ha sufrido menos daños en los viñedos y más en el tejado de la bodega y en el pinar próximo. «No perderemos la cosecha, aunque no será tan buena como otros años, y tenemos muchos palos caídos por levantar», reconoce Joan Tomás, uno de sus responsables.

La cooperativa Malvasia, que representa a cuatro productores de esta uva y de sus vinos, sí ha visto dañadas la mayor parte de las 56 marjades (bancales) en los que tiene plantadas sus viñas. «Es pronto para valorar cuánta uva se salvará, pero hay mucha en el suelo, como mínimo habremos perdido el 50 por ciento de la cosecha y recolectaremos entre 3.000 y 3.500 kg», señala Pau Bujosa, presidente de esta cooperativa que explota 1,6 hectáreas de viña repartida en medio centenar de pequeños bancales cedidos por sus propietarios en todo el perímetro de Banyalbufar.

Lo que sí ha valorado la cooperativa son las pérdidas materiales en las infraestructuras. «En apenas 7 u 8 minutos, el cap de fibló golpeó con fuerza; las viñas situadas junto al mar son las más afectadas, pero luego fue subiendo hasta Can Nyoc y destrozó toda la instalación de palos, alambres y goteos, el 70 por ciento de ellos están dañados, además de postes y tendidos de electricidad que han caído sobre las vides», explica Bujosa. Pasado el desánimo de las primeras horas por la importante inversión que deberán afrontar, los cuatro miembros de la cooperativa, que también vinifican la uva de otros pequeños productores de Banyalbufar y Estellencs, han decidido reconstruir lo viñedos.

Las bodegas de Banyalbufar son todas de pequeño tamaño y los viñedos, pequeñas plantaciones familiares, por lo que los daños afectarán a un buen número de vecinos. Muchos confían en que el Gobierno declare zona catastrófica el área afectada por el cap de fibló y puedan acogerse a ayudas para iniciar la reconstrucción cuanto antes.