Bernat Andreu y Sebastià Jaume, con la placa y su melón, junto al alcalde. | [Curro Viera ]

TW
8

El concurso del melón más grande tiene desde este domingo un nuevo récord histórico. Con 24,59 kilos, el ejemplar presentado por Bernat Andreu y Sebastià Jaume se hizo con el triunfo en una edición singular e inédita.

Un total de 16 ejemplares, un número similar al de otros años, se presentó a este tradicional Concurs de Meló Gros. El escenario elegido fue el pabellón del polideportivo municipal, que con su amplio espacio permitió la celebración guardando las distancias de seguridad y pudiendo controlar el acceso de asistentes, reservado solo a los concursantes y sus familiares. La duración también fue excepcional, ya que en una media hora ya se habían entregado los premios.

Peso espectacular

El pesaje no dio en ninguno de los casos cifras inferiores a los 13 kilos, pero sin duda destacó el enorme melón de más de 24 kilos que, con el número 11, se alzó con el primer premio. Para el mismo equipo de Andreu y Jaume, tío y sobrino, fue también el segundo premio. Fue este un melón también de récord, con un peso de 22,60 kilos y en cualquier otra edición también se hubiera alzado con el primer puesto. Las dotaciones económicas de ambos premios fueron de 250 euros para el primero y 100 euros para el segundo.

Cabe destacar que entre algunos agricultores surgió después del concurso la duda de si tal monumental melón no era realmente una calabaza. Lo cierto es que el premio era para un melón.

Montserrat Rosselló, alcalde de Vilafranca, relataba , justo antes de celebrarse el concurso, cómo este acto, que habitualmente tiene lugar en el marco de la Fira, se ha adelantado este año por las especiales condiciones de la pandemia. La Fira se habría celebrado el 6 de septiembre, pero su suspensión y la petición de los payeses de adelanto de la fecha hicieron decidir al Ayuntamiento su celebración este domingo.

El lugar elegido también fue muy meditado, ya que inicialmente la intención era celebrarlo en la plaza del pueblo. El escenario levantó el temor a una inadecuada concentración de curiosos, por lo que se optó por un pabellón de deportes, en el que sería muy sencillo controlar la asistencia.

Todo controlado

Con mascarilla, gel y distancia de seguridad cumpliéndose a rajatabla, el concurso tuvo una atmósfera muy distinta a la acostumbrada, pero, como subrayó Rosselló, lo importante era celebrarlo y que este año no quedara en blanco. Y es que es uno de los actos más enraizados en la cultura popular de Vilafranca y acapara la atención de toda Mallorca.