Los Cossiers de Montuïri abren su tradición a todo el mundo. | Joan Socies

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En un verano marcado por la COVID-19 los Cossiers de Montuïri quisieron llevar su tradición no sólo al pueblo sino que brindaron sus bailes a todo el mundo a través de las nuevas tecnologías.

La pandemia ha obligado a todos los ayuntamientos a cambiar el formato de las fiestas patronales. Este sábado, la primera salida de los Cossiers en honor a la Mare de Déu d’Agost que, desde 1750 se hace en público, se realizó solo con los protagonistas y desde el Puig de Sant Miquel. No hubo gente que siguió y aplaudió a los Cossiers. Tres cámaras especializadas retransmitieron en directo las danzas y llevaron un brotet de alfabaguera virtual a todos los rincones.

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La esencia de los Cossiers está en la calle arropados por un numeroso público y con un Dimoni que reparte llangarades. Al ser una celebración fuera de lo habitual se aprovechó para incluir una parte didáctica a cargo del Mestre Cossier, Joan Socies. Éstas fueron sus palabras «Esta de hoy no es nuestra fiesta. Los Cossiers sin el pueblo que los sigue y da sentido no tiene razón de ser. Ante esta tesitura solo había dos opciones, no salir a bailar o hacerlo de esta manera. Hemos aprovechado este hecho histórico para dar una nueva dimensión a la fiesta y convertirla en lo que hemos llamado ‘Cossiers educatius, didàctics. Es un hecho que esperamos que no se vuelva a repetir, al menos en este contexto de pandemia».

A las 19,30 horas empezaron a bailar y en cada uno de los bailes se sucedían las explicaciones. Los Cossiers que bailaron este sábado fueron: Josep Canuto (dama), Miquel Miralles, Tomeu Rafal Ginard, Miquel Ginard, Tomeu Verger, Pere Servera, Antoni Miralles. Fue Joan Mesquida quien se metió en la piel del Dimoni.

Las danzas que interpretaron fueron Flor de Murta, Mestre Joan, El rei no podia, La Gallineta Rossa, la Dansa Nova, Obriu-mos y els Mocadors. Las danzas ceremoniales (L’Oferta, la Gentil Senyora y el Marquensó) no se interpretaron.