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El Ayuntamiento de Santanyí destinará 15.000 euros a una nueva campaña de excavaciones en el yacimiento arqueológico de Can Jordi, que comenzó a principios de agosto y que está previsto que se prolongue hasta el día 21.

Según ha informado el Consistorio en un comunicado, estaba previsto que la partida fuese superior pero se ha reducido debido a la reestructuración del gasto municipal para paliar las consecuencias de la Covid-19.

La asociación cultural Lausa lidera la nueva campaña de excavaciones en este poblado talayótico situado en el término municipal de Santanyí, a pocos kilómetros del pueblo en dirección a Cas Concos.

Se calcula que el poblado, en momentos de máxima actividad, habría ocupado unos 12.000 metros cuadrados de superficie, cosa que lo convertiría en uno de los más grandes de Mallorca.

Este lunes, el primer teniente de alcalde, Joan Gaspar Aguiló; y la regidora de Cultura, Ricarda Vicens, han visitado el yacimiento junto a la consellera insular de Cultura, Patrimonio y Política Lingüística, Bel Busquets; y la directora insular de Patrimonio, Kika Coll.

Según han explicado los arqueólogos que trabajan en la campaña, se había fijado como objetivo la consolidación de las partes del yacimiento ya excavado pero el descubrimiento de nuevos restos en el perímetro del muro en el sector C «han cambiado ligeramente los planes».

Vicens ha agradecido el trabajo que se está realizando en Can Jordi y ha resaltado el esfuerzo que hacen cada año los miembros de Lausa y las personas voluntarias, «el alma del proyecto que es un tesoro cultural y patrimonial».

La historia del poblado de Can Jordi se remonta en el año 1000 a. C. y está formado por diferentes 'talaiots' de los que uno se conserva en buen estado, además de diferentes tramos de muro.

Can Jordi, de forma elíptica, presenta casi todas las características típicas de los poblados de estas características de la isla, con una murada perimetral y diferentes habitaciones adosadas.

Según han explicado, fue habitado hasta la conquista romana de Mallorca en el 123 a.C. pero tras su abandono no quedó endesuso por completo.

En 1979 aparecieron dos espadas de bronce, de una tipología parecida a otras que se han encontrado en la isla de Mallorca.